31 de agosto de 2007

Evento

El día 4 de septiembre se llevará a cabo un homenaje al escritor Sergio Pitol por su trayectoria e importancia en las letras universales. El lugar es el Salón Paraninfo del Edifico Carolino de la Buap ubicado en la 4 sur, junto a la iglesia de la compañía. La hora: 17:00 horas o lo que es lo mismo a las quinta hora pasado el mediodía (5:00 pm). Este evento contará con la participación de Catedráticos y alumnos de la Buap y la Udla-p y, por supuesto, con la presencia del maestro Pitol.


LA ENTRADA ES LIBRE

AGONÍA

Espera que yo espero en la esperanza de no morir esperando, de continua vigilia y constante temor. Espera que yo espero esa levedad que me lleve... Levedad, levedad. Y esperar un momento de omnipresencia entre mi locura y tu espera. Espera y verás cómo la noche se ha apoderado de mí; espera hasta el paroxismo de mi existencia.

Eslabón del antibautismo, eso seré mientras transcurra mi espera. Alma penante apoderándose de mi cerebro, carcomiendo mi corazón, eso eres tú. Filtro de vaguedades, molino de mis pensamientos; siembra de ideas impolutas. Es otoño y la cosecha no está lista: esperar.

Cadenas en mis manos, manos que sostienen la cadena de tu indiferencia. Aspiro la levedad, expiro el peso de mis culpas, muriendo, cayendo, retornando al nacimiento del mal. Levedad y locura. Levedad en la Luna, la luna de Lartiz. Balas monocromáticas de sal, una tras otra cayendo en mi boca. Espera un poco más.

Tranquilidad en el pecho vacío llevada de palabra en palabra. Y el espacio cautivo se queja al tacto. Gravedad: estado diagnosticado al paciente de la cama 611. En su consciencia guarda el ansia de salir levitando por la ventana soltando la cadena.

Espera que yo espero: la muerte ya no tardará y serás libre.
A la memoria de un Loco.

2 de agosto de 2007

SOBREDOSIS

A allí estaba yo, viajando a una velocidad increible, viendo las casas desaparecer tras de mí. Los parque se difuminaron y pronto comencé a elevarme. Veía montañas y valles bajo mis pies, aves que planeaban junto a mí y comprendía sus cantos mientras emigraban al sur.
Y fuí siguiendolas cruzando tormentas terribles que acabaron con la vida de algunas de ellas. llegamos al mar y las olas se levantaron amenazantes formando un muro tan alto para impedirnos el paso. Una vez más logramos continuar.
Ya cuando la tierra se avistaba en el horizonte, Eolo sopló con tanta fuerza que ninguno de mis acompañastes logró sobrevivir.
Las aguas me tragaron e infinidad de animales comenzó a devorarme. Apenas logré librarme de ellos y salir a tierra cuando un terremoto partió el suelo siendo yo la victima que cayó kilómetros bajo la corteza terreste y allí, entre el ardiente magma, mi cuerpo, irremediablemente, se consumió.
Abrí los ojos, no sé qué ángel me salvó de aquel infierno. Y el blanco color de hospital cegó mis ojos. Entre las confusas voces sólo alcancé a escuchar lo siguiente:
- Lo encontramos cerca de la chimenea de sus casa. Parece ser que él causó el incendio.
- Es muy probable, a parte de las quemaduras, su cuerpo presenta dosis muy altas de diferentes drogas.

SILENCIO

Mi familia dice que soy tímido. Mis amigos que un poco reservado. Mi novia que me gusta escuchar a la gente. Los maestros que soy poco participativo.
Durante la noche veo televisión, siempre películas con subtitulos; por el día salgo a pasear por las calles cuando no estoy en la escuela. Jamás me quejo de la música que hay, ningún género me molesta. Tampoco creó que hagan mucho ruido los conductores al gritarse unos a otros cuando se pasan el semáforo en rojo o hay un accidente, es la forma en la que se expresan y tienen derecho a hacerlo.
Me gusta sentarme al frente y anotar todo lo que el maestro escribe en el pizarrón. Leo libros, muchos. Incluso me ha dado por escribir una novela. La publicaron, a todos les gustó. Los artículos en el periódico dicen que soy todo una revelación. Desgraciadamente no salió ningún comentario mío. La gente viene a mí a perdirme autógrafos que con gusto les doy. Dentró de poco me darán una beca para continuar con mis estudios. Ya hasta salí en la tele.
Por todo eso y mucho más, decidí agradecer el apoyo que me han dado desde que era tan sólo un crío: escribí en varias mantas, con letras grandes, cuántos los quiero, y las colgué por toda la ciudad. Me gustaría decirselos personalmente, pero es la única manera en que me es posible hacerlo: soy sordomudo.