Si el señor deseara destruir
el mundo una vez más,
y pidiera una persona para no hacerlo,
le daría tu nombre sin titubeo,
y al hacerlo condenaría mi alma…
Se lo gritaría mil veces
para que puedas escucharlo
y al hacerlo contemples
a un condenado por tu amor.
No te pido que me salves
sino que puedas sentir lo mismo.
Quizá el señor, en su magnificencia,
se apiade de nosotros
y nos permita estar juntos
sin tabúes ni remordimientos.
Quizá la noche caiga
y nos cubra cual diluvio
¿Cuál sería el arca que nos aloje,
cuál el alimento que nos dé fuerza?
Nuestra unión.
Pero si ninguna salvación existe,
moriré feliz si tú vives,
aunque implique no tener tu amor.