Mi familia dice que soy tímido. Mis amigos que un poco reservado. Mi novia que me gusta escuchar a la gente. Los maestros que soy poco participativo.
Durante la noche veo televisión, siempre películas con subtitulos; por el día salgo a pasear por las calles cuando no estoy en la escuela. Jamás me quejo de la música que hay, ningún género me molesta. Tampoco creó que hagan mucho ruido los conductores al gritarse unos a otros cuando se pasan el semáforo en rojo o hay un accidente, es la forma en la que se expresan y tienen derecho a hacerlo.
Me gusta sentarme al frente y anotar todo lo que el maestro escribe en el pizarrón. Leo libros, muchos. Incluso me ha dado por escribir una novela. La publicaron, a todos les gustó. Los artículos en el periódico dicen que soy todo una revelación. Desgraciadamente no salió ningún comentario mío. La gente viene a mí a perdirme autógrafos que con gusto les doy. Dentró de poco me darán una beca para continuar con mis estudios. Ya hasta salí en la tele.
Por todo eso y mucho más, decidí agradecer el apoyo que me han dado desde que era tan sólo un crío: escribí en varias mantas, con letras grandes, cuántos los quiero, y las colgué por toda la ciudad. Me gustaría decirselos personalmente, pero es la única manera en que me es posible hacerlo: soy sordomudo.
1 comentario:
¡Vaya finales! en ambos textos. Me gusta mucho este tipo de relatos.
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