Polvo, en el suelo polvo.
Noche, en el cielo noche.
Pero en el horizonte hay luz:
la claridad va llegando.
Su venida ilumina el sendero
en medio del árido campo.
Entonces brota el mantial
y nace el viril río.
Corre, el agua corre.
La tierra fértil se llena
de polen traído de la montaña.
Ya no es povo.
Ya no es noche.
Ya no es agua.
La flor va creciendo
en el margen del río.
El viento delinea su forma.
Lleva el brillo en los ojos,
el aroma en los labios,
la suavidad en la piel.
Viste infinidad de colores
para ser observada desde lo lejos.
Su canto se oye y van llegando las nubes:
llueven alagos y ruegos.
Ella escucha y sonríe,
es coqueta la niña.
Contonea su cuerpo para seducir
hasta que al fin elige a uno.
Lo llama cuando ya el ocaso se acerca.
Desciende la niebla y la cubre,
en la oscuridad la aprisiona,
y junto al viento la sacude hasta destrozarla...
Ha dejado de ser flor.
Cada noche se repite el ritual,
pero en la mañana
el polen habrá de expandirse.
1 comentario:
oye isra... recuerdo haberlo leido un dia en la cafeteria de tu escuela, esta muy chido.
besos y abrazos via telepatica;) hehe
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