Adoro la sierra, con sus montañas envueltas por nubes.
Me encanta la lluvia torrencial cargada de relámpagosy el olor de las hojas y la tierra mojada.
Me fascinan las noches plagadas de estrellas.Benero el café recien preparado
acompañado de galletas o pan.Odio el calor y el bochorno;
destesto el lodo y aún más al barro.
Y los moscos que ni de día ni de noche
interrumpen su labor fastidiosa.
Me sofoca la prisión de no ver más allá
de cerros y montañas siempre verdes
donde nada cambia, nada sucede.
Y ¿qué hacer en un mundo tan contrario,
donde habita cual criatura salvaje,
donde habito cual extraño?
Los fantasmas de nuestros destinos
pugnan por separarnos.destesto el lodo y aún más al barro.
Y los moscos que ni de día ni de noche
interrumpen su labor fastidiosa.
Me sofoca la prisión de no ver más allá
de cerros y montañas siempre verdes
donde nada cambia, nada sucede.
Y ¿qué hacer en un mundo tan contrario,
donde habita cual criatura salvaje,
donde habito cual extraño?
Los fantasmas de nuestros destinos
No saben que están tan perdidos
como lo estoy yo.
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