En tiempos en que la tecnología nos carcome, este blog intenta demostrar como un poeta que sabe sobre metáforas ignora todo sobre computadoras.
20 de diciembre de 2006
DELIRIO
encuentro aire.
Volteo la mirada pero no estás,
te has ido, desapareciste;
y tu risa me abraza,
me asfixia.
Veo en la calle tu imagen...
junto a un hombre que desconozco:
lo abrazas y lo besas.
Tu sonriza aprieta alrededor de mi cuello.
El néctar, producto de nuestras noches,
se esfuma,
evaporándose con lentitud ante mis ojos,
yo nada puedo hacer.
El sonido de tus labios
en los oídos de otros.
El roce de tus labios en sus mejillas.
La suavidad de tus manos en un cuerpo que no es mío.
Mi locura en mí mismo,
la rabia en impotencia.
El calor,
los golpes,
la sangre...
Las caricias en mi mano
me obligan a abrir los ojos:
y es mi habitación,
y soy yo,
y eres tú, tan bella
que tengo miedo de ser reemplazado.
9 de diciembre de 2006
TORMENTA
se regocija con la niebla
cuando los gigantes del cielo
se golpean mutuamente y derraman
su sangre en millares de gotas.
Durante la noche aullan
los lobos del árbol
para mantener su territorio.
También aulla el viento
y derrota a las hojas salvajes.
Vuelan las dagas sin filo
hasta el hogar de hombres y bestias:
recubren el piso unidas
para formar puentes
de insectos perdidos
en medio de lagos.
El cielo se queja de las heridas
que llegan hasta el suelo.
Y las olas rocosas tiemblan
desde la más profunda caverna...
Entonces mi cuerpo se sacude
y mis pupilas revientan
porque tú,
con tu soberbia de Diosa,
te has dignado a mirarme.
Para A. G. S. O. M. con todo mi cariño.
25 de noviembre de 2006
ENTRADA AL OTOÑO
el rostro pintado se opaca,
lo oculta.
El valle brillante es agrietado
por el viento otoñal.
Teje y borda, necesita cubrir
la piedra de su santuario:
la nieve aparece antes de tiempo.
La reliquia guardada con celo
comienza perder su brillo,
y poco a poco la guerra de años se pierde
por falta de caballeros
que luchen a su favor.
Si desea conservar su dominio
debe recurrir al hechizo y al oro:
invoca demonios y compra las almas,
nada funcionó en vida.
Su muerte en inminente.
En la noche, durante el invierno,
alguien recoge su cuerpo y lo lleva al Olimpo.
la gente dice que se ha vuelto Diosa
y levantan templos en su honor.
11 de noviembre de 2006
Mientras cavilo el cuerpo muere (La Mente, Parte 4)
(14-09-06)
Gira la estrella en torno a mi mente, es el fuego maldito que no desea ser olvidado. Gira apoyado en demonios que vienen y van: intentan posesionarme… Y las voces, esas voces que no puedo soportar. Por eso no debiste ignorarme, ahora sufre las consecuencias. No ha sido mi culpa, primero las sombras, luego las voces, ahora son “Ellos”. ¿Es que no puedo tenerla, se me ha prohibido el amor?
Ha estado aquí… la has amado en tu casa… y no ha estado. Es una presencia que me calma y me da fuerza.
XXXII
(Septiembre 2006)
Ignorar, ignorar.
El valle se ha inundado con la lluvia del Dios porque mil demonios me atacan. La piensas, la quieres, comienzas a sentir deseo por necesitarla cuando en la noche imagino su sonrisa. “Hay una Rana en la Luna que Brilla en el Norte y en el Frío… croac, croac, croac”. Y tú pensaste que sería como cazar mariposas.
Tengo miedo, estoy débil, ¿qué debo hacer para ganarla? Yo creo que… ¡Cállate! He dejado de oírte hace mucho.
Dónde… cómo… cuándo… Ella
XXXIII
(06-10-06)
Poco a poco el alma se nivela entre los montes junto al lago, ha faltado tiempo para distinguir al enemigo. No comienza el crepúsculo cuando ya mi corazón está herido, no por culpa de Eros, sino por la manía que tengo de buscar a la Luna cuando es mediodía.
Afrodita abre sus brazos y me invita a gozar en su lecho, me muestra uno, dos, tres lugares dónde dormir. El primero está en lo alto, rostro odiado por excrecencias disfrazadas. El segundo, junto a mí, vacío, listo para ser ocupado. El tercero es inferior, sencillo, risueño, coqueto, para más de uno, sólo hay que dar un pequeño brinco…
Pero yo no deseo ningún abrazo, ninguna caricia si no es de aquella noble Valkiria que viaja en la luna.
Y en poco se resolverá todo, para bien, o para mal. –V-V’-V.
Sopla, sopla, desprecio a mis intentos; sonrisas a mis palabras; sarcasmos a mi nobleza; y voy cayendo…
* * * * *
Anexo: A veces los humanos somos los primeros en dejar de serlo, gracias a Ella aún no he caído… Una mirada coqueta siempre competirá contra una sonrisa incierta.
XXXIV
(13-10-06)
Y van surgiendo criaturas formidables cuando camino solo, pero en la noche regresan los demonios.
XXXV
(20-10-06)
Y que las ranas vuelen en la noche alrededor de mi alcoba y mi cama para que con toda la tranquilidad y realidad del mundo pueda decir que estoy soñando y soy feliz. No te das cuenta del error. ¡Abre los ojos y mira el SOL, la noche no ha llegado aún! ¡Un sueño, todo es un sueño!
XXXVI
(26-10-06)
Estoy enamorado de la Luna que se oculta bajo el pelo castaño; enamorado cuando ya sentía perdido el sentimiento.
Estoy enamorado de la muerte que se apodera de mí cada noche; del azul nocturno que me da fuerza cuando la batalla es intensa.
Estoy enamorado de ese astro que me da luz, pero me impide acercarme; de la locura que ha hecho de mí un demente más cuando el mundo es monótono. ¡Viva la locura! No puede perderse la razón si todavía piensas en Ella. Y quién dijo que la he perdido, sólo expreso que estoy loco.
XXXVII
(31-10-06)
Hoy las ranas se negaron a cantar, pero al menos salieron de su charco para decírmelo.
XXXVIII
(06-11-06)
Sentimientos encontrados, mas ártico mecido por el viento íbero.
La razón va desapareciendo cada vez más. Es tan enternecedora una sonrisa, tanto como el fuego de una mirada. Y cuando éstas se juntan… Croac, croac, croac, no puedes escapar, jajaja. Necesito respirar, pero es ella; necesito cerrar los ojos, pero en la oscuridad aparece la Luna.
El tiempo se manifiesta en distintos sueños, y los sueños son la entrada de los demonios.
XXXIX
(09-11-06)
Más allá de la ley universal que rige el movimiento del viento, existe una variable que no obedece a Eolo y permite a las corrientes luchar entre sí. O lo que es lo mismo: el viento del norte me ataca al tiempo que el viento del este intenta capturarme.
La verdad radica en lo que desees respirar, ya la prefiero ante todas las cosas, mucho más que a un par de demonios que me ofrecen el mundo. ¿A quién llamas demonios? ¿Por qué me deja respirar si luego se marcha sin dejar estela que pueda seguir?
XL
(11-11-06)
Son las tres y los demonios me atacan de nuevo, ¿dónde puedo encontrar la luz de la Luna? Tal vez fui abandonado en la oscuridad para siempre, quizá son mis párpados que se han cerrado, ¿cómo saberlo si estoy solo? Es la locura y no la soledad lo que te envuelve. ¡Despierta!
La pienso, luego sé que ya estoy loco. La siento, entonces me doy cuenta de que estoy más grave de lo que creí.
Si duermo los demonios vienen a mí, si estoy despierto... también, pero así al menos puedo verlos bien, saber quiénes son Ellos.
26 de octubre de 2006
NOCHE DE ANFIBIOS
11 de octubre de 2006
INCOHERENTE DESCRIPCIÓN
símbolo de libertad,
no significa dejar el esclavismo atrás.
Es sólo un escape
a la verdad no inmediata,
la terrible realidad.
Los sueños son fantasmas
en los días soleados
cuando recae el ánimo
y la canción desaparece
bajo los efectos del alcóhol.
El orgullo es el velo ténue
bajo el cual cubrimos nuestro
órgano enfermo,
nuestra mente débil
y la razón desorbitada.
Dejar el "baúl de los recuerdos"
a un lado de la mesa
por si hay necesidad de abrirlo
esperando encontrar las respuestas
es permanecer solo
sin mirar jamás a las aves libres
que pasan por la ventana.
La noche, mágica vendeta de la luna,
es la casa de las hadas de algodón,
ninfas que lloran cada vez menos
porque las criaturas olvidan alimentarlas.
Dejar el cigarro encendido
sin haberlo probado siquiera un poco,
no es superar el miedo,
tener la fuerza necesaria
para combatir,
sino se trata tan sólo de un sueño,
de la cara invertidad de la luna
que oculta el verdadero sentir.
Todo lo anterior, al dejarlo de fuera
-ignorar su significado-
para sentirme yo
no es comprender mi esencia,
es pretender adivinar mis ideas difusas
cuando, con un simple sonrisa,
te colocas a mi lado sin hablar.
10 de octubre de 2006
CUENTOS DESEPERADOS
Me dejó, me dejó cual novia de pueblo, más vestido que alborotado, pero a la ingrata no le importó. "Hoy es la fiesta de mi cumpleaños..." y ni rastro de su Female Fatale Body... No es mujer de uno, es decir, sociabiliza la chamaca, si hasta parece política, y eso me coloca en último lugar: "los últimos serán los primeros", quién dijo eso, de seguro un güey al que no le tocó pastel.
Pero en fin, a lo que iba: me dejó plantado el día de mi cumpleaños en mi propia casa, eso no lo perdono, porque ayer hasta me dijo el regalo que pensaba darme y resulta que nada de nada. He pensado, tal vez debería dejar de mirar por la ventana y ponerme a bailar, al fin que hasta hacen cola por ser mi pareja, más por ser el festejado y con buen depa que por gusto de bailar conmigo… ¿quién les va a dar rait luego? ja.
Pasa un auto, luego dos; llegan tres… cuatro personas: chicas de minifalda, ¡excelente! Carajo, ¿por qué no viene?, si viera cuánto la extraño -la necesito-. Es como decir que me falta el aire si no está ella. Carajo, ¿dónde está, dónde...?
- ¡Güey, ya cálmate!, te dije que no tomaras mucho.
- Si apenas llevo un par (do… tres… como…). Además ella no ha venido, no me tranquilizo hasta que no venga.
- ¿De quién hablas?
- Pues de mi mamá, quién más iba a ser. Me dijo: "Mañana te llevo tu regalo al departamento, qué bueno que ya vives solo, y mejor todavía que coincidió con tu cumpleaños, va a ser una gran fiesta. Bueno, hijo, mañana te veo allá, espero no incomodarte con tus amigos". Pero la desgraciada no ha venido.
7 de octubre de 2006
CUENTOS DESESPERADOS
Comparto el temor por la lluvia, hoy, no podría ser otro día, ese temor que todos llegan a sentir alguna vez. Si me preguntan el motivo sólo puedo decir que ha sido producto de una serie de situaciones tan difíciles de explicar y que pueden agruparse en una palabra: Ella.
El viento roza mi mejilla con esa suavidad tan característica de él en la noche, me invita a danzar bajo el techo de algodón gris, pero yo prefiero continuar sentado, en el mismo lugar de siempre, cavilando acerca de nosotros, lo haría eternamente…
- ¿Joven, joven? ¡Ya despierte!
- ¿Dónde estamos?
- En la base. Es la tercera vez en la semana que se queda dormido en el micro, tiene suerte de que no le hayan robado nada hasta ahora, pero tenga más cuidado la próxima vez que viaje de noche.
Al fin en casa, nada más recordar lo ocurrido…
- Hoy es el día: le llego porque le llego.
- Eso si no sale con alguna jalada y se va, ya ves que el otro día canceló de última hora. ¿Tienes los boletos?
- Sí, sobra uno.
- Perfecto, hasta me dan ganas de invitar a la Risitos o a la Chiquis, ya vez que están..., pero lástima, mi situación no está como para andar coqueteando.
- ¿Coqueteando? Si ni siquiera les hablas.
- Pues por eso, las invitaría para comenzar la platica. ¿Nos vamos?
La trova en mis oídos y su sonrisa en mis ojos; el aroma extraviado en el océano de olores confunde a mi olfato. Después de todo, los dos nos quedamos sin parejas, al menos no con las que queríamos. Por mi parte terminé saliendo con la última persona que hubiera imaginado, claro que no me quejo, al contrario, algo en mí así lo deseaba. Empero, la Rueda gira y el mundo nos coloca en lugares opuesto, a veces justo donde está lloviendo…
- Hijo, despierta. Vete a dormir a tu cuarto, pero acomoda el sillón antes de irte.
- Estoy bien, sólo descansaba un poco. Además tengo tarea, ahorita verás que con música se me pasa el sueño.
- Mejor acuéstate, ya son las doce, y mañana temprano te apuras.
Comparar las dulces palabras de mi acompañante con las irónicas frases de aquella que me plantó; verme rogando para que fuera cuando debí hacerlo antes con Ella. Justicia divina, eso ha sucedido, por burlarme del compañero me sucedió lo mismo, aunque con un poco más de suerte… Su mirada enternecedora que derrite mi pensamiento; la máquina infernal que no me deja acercarme más de lo que ya estamos.
La gente, la música, el calor, mi cuerpo da vueltas hasta perder el sentido…
¿Qué es eso? Sólo el despertador, maldito, estaba soñando… Son las seis y hoy es el día indicado para ambos, él le llega y yo… algo por el estilo. Vuelan los anfibios por la luna cuando canto. Estoy listo, llegó la hora… Maldición, está lloviendo, eso no es buena señal.
3 de octubre de 2006
AL BORDE DE LA LOCURA
1 de octubre de 2006
DURANTE EL VERANO
sus ojos lloraron cristales rojos.
El padre tomó el acero
y cavó la tumba del hijo
porque aún no era adulto.
Regresó a casa y lloró, solo,
donde ningún espada viera su dolor.
Abrazó a la esposa y oró a Odín
para que no fuera al Níflheim su retoño.
Recordó obtener la bestia
y sus cosas en Bretaña Mayor,
juró venganza.
Aró la tierra fértil,
tomó las semillas de la casa
y las depositó en el hogar de gusanos.
Luego fue a cazar al bosque
y a las montañas del este.
Habló con sus parientes y amigos,
entonces el más cercano juró
vengar también al niño-casi-hombre:
se hicieron hermanos de sangre.
Transcurrió corto el verano de siembra,
así que reunieron a los soldados.
En veintes corceles viajaron
por la planicie de gaviotas,
pero perdieron en la reunión de lanzas.
Retornaron a casa sin botín.
Recogieron la cosecha y esperaron.
Cuando el hielo se fue
volvieron a sembrar y amar a sus mujeres,
volvieron al mar donde mora la serpiente,
volvieron a saquear las costas en venganza.
Esta vez volvieron victoriosos al hogar.
27 de septiembre de 2006
PROMESAS
que venimos de Odín
como hermanos vivamos
y como hijos actuemos.
Somos un pueblo cansado del frío
y las hambrunas terribles
que nos ha traído Loki malvado.
Muchos motivos tenemos
para ayudar en la casa y la guerra:
lapones salvajes,
gigantes de escarcha,
serpientes marinas
y alimentar a la gente.
Se puede creer en el amor fraternal
surgido de la necedad de la gente,
gracias a ello en el fondo todos somos iguales.
El hombre se ha cansado
y me pide ayuda en el fragor del combate.
Mis manos desnudas trabajan
en el filo de la espada
al tiempo que miro el horizonte del mar:
siempre desee conocer nuevas tierras.
Levanto el arma hacia el cielo
y juro por Thor entregar mi alma
a la empresa que a todos atañe.
Tomamos el vino,
comemos al cerdo,
y con la espada cortamos
nuestro brazo y la mano.
Bebemos la sangre
–la propia y la ajena-
al tiempo que proferimos
un juramente eterno.
Ahora somos hermanos de sangre.
He prometido viajar hacia el sur
y conquistar las islas sajonas;
navegar por el mar adquiriendo tesoros;
vengar al padre perdido el verano pasado
bajo las manos de incivilizados seres.
Somos los ojos del otro,
el escudo y fe ciega:
si fallamos tremenda masacre podría acecharnos,
sin nosotros el mundo viviría bajo el caos.
Si el enemigo se acerca
acudimos puestísimos a la reunión de espadas
adonde los mejores guerreros
se dan cita con la muerte
y las hazañas gloriosas
inspiran la mente de instruidos escaldos.
Pido más sangre…
y mis hermanos aumentan.
Espero en el lecho si hay paz,
espero en el bosque cuando hay guerra.
A una promesa hecha
sólo la muerte es capaz de romper.
24 de septiembre de 2006
EL CANTO DE LOKI
Los Dioses bastardos / lo saben muy bien,
su miedo es enorme, / su furia calmaron,
que vosotros los hombres, / que solo estáis,
en Mídgard olvidan / a los Ases valientes:
a Odín tuerto y sabio, / de los dioses su padre,
a Thor hijo suyo, / terror de gigantes,
a Bálder y Hold, el ciego, / y a Héimdall guardián;
a Freya y Frey, los tiernos hermanos, / a Frigg esposa de Odín...
de todos reniegan / ahora en la tierra.
El Valhalla dorado, / de quinientas estancias
más otras cuarenta, / vacío se encuentra.
Necesita guerreros Aldafor: / su séquito debe aumentar.
Declaren la guerra / hermanos contra hermanos,
discutan y maten / con espadas preciosas
que mientras los dioses / en bancos de paja se sienten
porque cobardes / son los hijos de Odín.
Riquezas prometo / a los nobles guerreros,
anillos y oro a quien / mate más gente.
Conquisten la tierra / y luego al mar vayan:
roben y pillen / en templos sagrados;
preparen sus armas / para entrar a Valhalla,
así lo quieren los dioses / “así Loki lo ordena”.
Entonces pensó para sí:
Loki será amo / de los Ases y Vanes,
ni el hijo de Odín / golpeará con su martillo,
y todo será / como la gana me de...
Ya es hora de ir / a casa de Éldir
donde bebiendo / los dioses están.
Se dirigió al recinto de fiesta
y a todos insultos profirió por borracho.
Al fin los dioses lo amarraron con las tripas de su hijo.
19 de septiembre de 2006
CUENTOS DESESPERADOS
Ándale, nosotros de idiotas mientras tú le hablas
No sé cómo puede hablarle ese güey a esa “girl”
Creo que mejor se las presento, esos dos ya me vieron feo
- Ellos son Poeta neodark y Loco letrado.
A estos tipos los conozco, creo haberlos visto antes Sí
- ¡Hola! Ya los conocía… Me tengo que ir, Adiós.
“Ya los conocía”, qué chistosa, no me cae definitivamente, es la típica “dady’s girl” Hace bien en largarse.
- Como que es medio fresona, ¿no?
- Habrá que tratarla más.
* * *
Increíble, apenas nos conocemos y ya no puedo dejar de pensar en ella Y sus colores llamativos y pasteles me atraen. “Ya los conocía”, ¿por qué tuvimos que hablarle?
Este hombre anda raro, ¿será lo que pienso? ¿Pink? ¿ ¿
Y esos dos qué: primero bien serios y ahora hasta se ríen con ella, de ver sabido ni se las presento
* * *
A ver, a ver, cómo chingaos puede penetrar tan hondo en tan poco tiempo Me trae loco aunque el loco sea otro ¡Ay, pink!
-¿Qué pasa, por qué esa actitud?
Éstos ya se dieron cuenta.
- Es que… no sé cómo, pero pienso mucho en ella.
- Lo sabemos, no dejas de hacer comentarios al respecto. ¿Sabes qué creo?, primero era “the girl” y ahora “me derrites, girl”.
- Eso mero. Sólo me pregunto cuándo se transformó lo que sentía.
Buena pregunta, a mí me sucedió lo mismo una vez con la Reina de Fuego. Al menos la olvidé, pero ¿lo hará él?
¡Ay, girl! ¡Ay, pink!
15 de septiembre de 2006
DESTELLOS
envuelto en fino papel obsidiana,
sus palabras cubriendo mi rostro
d e l e t r e a n d o su nombre.
La noche, destellos, miradas,
sonrisas, palabras, pequeños pellizcos;
sonoras canciones
que gobiernan mi alma.
La luz es más tenue en su pálida piel.
Extraños espejos de roto cristal
reflejan mis cortos periodos
de infantil sentimiento:
el control que ejerce sobre mi corazón.
Estrellas y nubes, gotas y flores:
concierto cromático en el crepúsculo.
Hoy se ha impregnado su aroma
en la sangre que bebo.
Mente brillante que da indicios
de amor en tan sólo un segundo.
6 de septiembre de 2006
Mientras cavilo el cuerpo muere (La Mente, Parte 3)
25 de agosto de 2006
18 de agosto de 2006
CRISTIANISMO
esperando de Skiold alguna respuesta
del anhelado regreso.
La casa comunal está ya repleta,
se agota el oro:
el viajero no quiere tomar los remos.
No ha vuelto la paz
que trajo el rey-niño a su llegada
en su barco de velas doradas.
Cae la noche en la antigua Dinamarca.
Velan los hombres los puertos
porque el hijo de Odín llegará.
El invierno se va, el verano muere,
La tierra marchita aumenta;
desespera el valiente vikingo.
Llega al fin una nave, monjes hay
que predican la fe del rey de hombres
que en pesebre nació.
¿Pequeño hecho deidad?
Sólo el hijo del Dios puede lograrlo;
se convencen también y se bautizan.
10 de agosto de 2006
TRANSCURRE EL INVIERNO
hasta el bosque oscuro,
el agua teñida de rojo,
las barcas flotando con ojos cerrados,
agrietadas, mutiladas,
con metal incrustado.
La loba se acerca y degusta un banquete.
La noche es fría, el invierno ha llegado,
Hel extiende su manto sobre Mídgard
para que los hombres sientan su gélida mano.
Los dragones se apiñan en el muelle
mientras las casas arden por el calor del hogar.
Cientos de hombres se reúnen
para dar comienzo al festín.
Uno recita las gestas del rey,
otro enseña su nuevo ropaje,
alguno presenta sus dagas,
no falta quien hable del hermano
ni quien diga que viene del norte.
Mientras hermosas doncellas escancian
el divino hidromiel.
Las pieles se aprietan y las llamas rugen,
la nieve se acerca al país de vikingos.
Los hombres felices conviven
en medio de sanas orgías
hasta que suena el cuerno de alarma:
su cruel enemigo sureño
ha venido a quemar casas
como pirata cobarde que es.
Se preparan las armas:
desde largas espadas hasta hachas dobles.
Los caballos se alistan,
los toros del mar reciben a sus tripulantes.
Después de un periodo de frío
la sangre encuentra calor
en el combate de lobos.
El campo, cubierto desde la costa
hasta el bosque oscuro
con agua teñida de rojo,
las naves flotando sin ojos azules,
heridas, sin miembros,
con el rubio cabello y el metal incrustado.
La venganza está hecha y ahora se van.
9 de agosto de 2006
LOS DIOSES TRABAJAN
flores
nacen
como
montes
y aves;
son
sólo
pocas
pero
todas
van
arriba.
Por cada
seca hoja
hay tres
que traen
belleza.
Ya cantan
los pájaros
divinos
al sol
oculto
por nubes;
es más fácil
mirar cielo
sin ver tierra.
Mejor vive
ciego el topo,
al cavar,
y no el búho
que nocturno
ve a su presa,
la devora,
permanece
hasta el alba,
pero el crepúsculo
lo ahuyenta
con su manto rojo.
Y llama al agua,
al fuego, al viento
a formar vida.
Los verdes vuelven,
los cielos lloran,
ya nace el hijo:
el indio viene
alegre sin
el canto de ave.
Cuanto más gastado,
se ve el hombre solo.
Mas el Dios regresa
cumpliendo promesas
hechas siglos antes:
trae consigo caos.
Otro día avanza,
se lleva éste todo:
temblará la nieve,
morirá el dolor,
nacerá la vida…
¡No ven que ya llueve!
Ya los valles se inundan
por el brazo extendido:
es Tláloc que trabaja.
Cada árbol lo saluda,
se parte cada grano
y un tallo salir deja.
Se acerca la Serpiente,
fecunda el suelo arado,
proceso que repite
hoy, mañana, por siempre.
El mundo se llenó
de Dioses no acabados:
alumbra el día Tonáltzin,
se roba almas Coatlicue
que lleva a Mictlantecuhtli
(viejo y sabio de sobre es).
No falta la sangre roja,
Huitzilopochtli guerrero;
pero falta Quetzalcóatl,
fecundo al amor, la flor,
fecundo al odio, dolor,
y la luna, las estrellas,
el árbol (Ceiba), el maíz,
y lo que vendrá después…
¡Agua, más agua por favor!
Envía lluvia, señor Tláloc,
porque los Ciervos agonizan,
también desespera el Jaguar.
Manda a tus hijos Xochiquetzal,
Tlazolteotl, une a los hombres:
que comience el baile en las plazas,
que principie el ciclo de nuevo,
que el trueno con un grito cubra
los campos y muestre el poder
de los divinos seres vivos;
que se escuche el canto de amor.
Renace el color de vida, aroma
bendito traído de los cielos,
renace en capullos finos
que alimentan el verdoso suelo,
pues hoy que es hermosa primavera
los Dioses trabajan amando la
tierra que da cobijo a sus hijos,
aquellas creaciones hechas con
prolongado suspiro luego
de destruir y crear todo nuevo;
hechas con el propósito único
de adorarlos e inferiores ser.
Tiempo de canto y danza comenzados,
tiempo atrapado en la eterna flor bella;
los frío se han marchado con apuro.
Termina el canto, guerra que comienza:
corren los Jaguares con sus armas listas
–hacen temblar el suelo con pisadas-
y gran cantidad de Águilas los sigue.
Vuelan los escudos, la sangre brota,
los cuerpos se arrastran amarrados,
morirán al siguiente día bajo
un puñal que destroce el corazón:
no debe parar la lluvia abundante
o la vida acabará con rapidez.
Mas el cielo muestra una fugaz estrella
unida al sangrante sol crepuscular.
Intimida a los hombres: miran arriba,
ven el horizonte del mar con sorpresa:
¡a lo lejos estás, flota de navíos!
La tierra se estremece sola al llamado
que nace de los Padres Nuevos con
tremendos soplidos en el caracol.
¡Entonces ya estaban separados, hijos
de los dioses de naturalezas todas,
separados ya tras las Guerras Florales!
Eran los hijos esparcidos por la tierra
los habitantes de magníficas ciudades:
señores de Texcoco, amos de Tenochtitlan,
guerreros tlaxcaltecas, sabios de Cholula;
vivían en Huejotzingo, hasta Cempoala;
eran todos nacidos del maíz sembrado…
La espiga de fuego se fue causando gran
espanto en las gentes: fatal destino esperan.
Presagios siete luego hubo: fuego en el templo,
rayo en el jacal, tres líneas hechas lumbre,
un borbotear de agua seguida del grito
desesperado de una mujer, mala el ave,
aún más los deformes hombres; todo vieron.
La sangre corrió exigida por los “dioses” para
mantener de los hombres el cariño y no ser
olvidados después que muera el mundo, su mundo.
Entonces llegaron hombres blancos en sus “torres”,
traían grandes “ciervos” y de fuego cañones;
venían de oriente vestidos con pesado hierro.
Fueron tratados como merecían los Grandes,
se les dio regalos sólo para acrecentar
una ambición naciente: muy prestos avanzaron
a la capital. ¡Oh, cuántas vidas se perdieron!,
aunque también de ellos perecieron los soldados.
Es la fiesta del Dios y se danza, viene la muerte:
los brazos mutilados, la pared pintada en rojo,
los cañones despedazan, los sesos en el piso…
Primero se retiran y después comienza el sitio.
Los gritos de mujeres; calles despobladas quedan.
Se dio la conquista del pueblo todo, nada hicieron
los dioses, nada pudieron contra ese gran poder:
aquellos que trajeron nuevas formas de vivir:
enseñaron su alfabeto, su religión. Mataron
cuantos no les parecían; ya no hubo alguna imagen.
Entonces los divinos trataron de recobrar
los sacrificios y altares hechos por los humanos.
Y
aún
continúan
luchando por
eso que fue suyo,
por tener templos nuevos,
para escuchar las plegarias
y ver a los hombres danzar.
Hoy mueven la tierra destruyendo
lo que poseen sus hijos: queman bosques,
inundan casas, oscurecen el cielo,
los sembradíos secan; esto por querer
recuperar todo otra vez. ¡Pobres!, todavía
no saben que fueron remplazados por una cruz.
Este texto es el resumen de un proyecto mayor en el que estoy trabajando, pido paciencia pues el trabajo no sólo es extenso, sino que requiere de una profunda investigación. Espero con ansías el momento de tenerlo listo para darlo a conocer.
3 de agosto de 2006
A LA SIRENA QUE NO CUMPLIÓ SU COMETIDO
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.
XAVIER VILLAURRUTIA
El gusto por una mujer no se compara con el dolor del alma,
porque es éste producto del amor
y aquél… se trata sólo de una mujer.
¿Y cómo definir lo que yo siento
cuando confuso veo al otro lado del cristal?
No defino, aunque interior conservo la respuesta.
Mas conócela tú -¡Sirena de mi muerte!-
y dime pronto cuál será mi fin.
Un comienzo nada es sin un final
y lo último es lo que primero digo:
tu mirada, mi desmayo mental.
Yo con la suerte de no hablarte vivo,
con llanto matutino de existir,
de saberme tan sólo si te miro,
porque ser algo es imposible sin
tener amor. Y cómo quieres que obre
si he renunciado ya ha todo por ti:
llamé a cada demonio por su nombre
para alejar mi carne de las llamas,
para entrar al inframundo, muerto orbe.
Pero siempre te perdí, abrazada
con firmeza al oscuro lado mío,
oscuro cuando no mantiene calma
el viejo mundo interno no preciso.
¡Doliente veo la desgracia activa
que desgarra mi mente de zafiro!
Entérate ahora de este mi pensar
porque cada uno filosofa diferente.
Y si escribo y no comprendes
nada vale entonces tanto comparar,
¡audaz flecha punzante que destruyes al contacto!
Atención pido a mi pobre narración,
no porque sea triste y lastimera,
sino por ser y hacerme lo que soy:
Yo no nací con blanca luz de día,
sino con luz venida de los astros
cuando una semana de noviembre iba.
Me glorío a los hombres de ser raro
porque la luna me estrechó primero,
después fue el frío quien me dio el abrazo,
para, a lo poco, continuar el viento,
el torbellino, el agua, la maldad…
hasta faltar solamente el cruel fuego.
Así con todo tuve que luchar
sin nadie en compañía que me guarde
del mal causado por la humanidad.
Y en tenaz duelo sin poder armarme
–donde yo soy el único que pierde-,
contra el calor, ¡¿hay alguien que me salve?!
Busqué la soledad al desprenderme,
incluso ayer me vi roto en mil piezas…
Nunca gocé paz hasta conocerte.
Mas no vayámonos por otro tema,
aunque importante sea lo anterior,
ya que aquello ocurría sin sospechas.
Por eso es la noche una adoración,
no una noche vista por artistas,
sino más bella y llena de sabor.
Lo blanco para mí es la negra vida:
nos vemos reales cuando el sol se oculta,
en la noche no existe hipocresía:
somos seres ¡Despierten de sus tumbas!
¿Por qué fingir bajo el calor de luz?
Responde, no me prives de una cura.
Al frío lo amo, al agua quiero, y tú,
como sirena, estás cantando muerte ,
la misma que conservas en baúl.
Veo mi mundo fuera (diferente)
de los otros… Este pueblo me da asco.
¿Acaso observa lo más evidente?
¿Qué respuesta doy a mis preguntas?
¿Qué acción ejerzo frente a mis conflictos?
No hay término que me mantenga estable.
No hay, porque son medios distintos.
“Comienzo a perder mis esperanzas, comienzo a morir…
Comienzo a odiarte, o tal vez a amarte”...
Y son muchas palabras las que trago,
incluidas cuantas pude concebir;
todas ellas historias que no acabo.
No es igual pensarte a verme morir,
pero ningún intento me condujo
a verter cuantiosas gotas por ti.
Miras cuanto te rodea como tuyo,
pero no posees nada de verdad;
ante lo cual yo río y yo no escucho,
porque hacerlo sería el aceptar
todas las cosas que no quiero ver:
tu orgullo, tu arrogancia y vanidad.
¡Divina sirena inconforme! Ves
que no soy un idiota corrompido;
observa dentro de mi mundo ¡VEN!
No por ser tu una ninfa y yo un marino
me extravíe en terrible mar de fuego.
¡Ya quiéreme, o mejor dame dos tiros!
Y es que yo no soy otro Odiseo
que arriesga todo por el canto de tus ojos,
ni tampoco aquél que implora al cielo por oír tu voz.
No soy yo quien ruega ni se hinca ante ti.
Antes bien soy el que mira ajeno
el trabajo de los otros sin sentir pesar.
Me veo firme. Me veo ausente.
Me veo libre, lleno de sueños.
No estoy muerto aunque tampoco vivo.
Más bien vivo ya estando muerto.
30 de julio de 2006
AUSENCIA
es pretender existir en el vacío, sin razón,
y pretender a la vez ser dos almas
significa decir mentiras altas
aunque de ello dependa la armonía…
Ilumino mi vista con un pobre farol.
Imaginar el río desbordado
es verme observando tu retrato,
es caminar creyendo que vuelo
y despertar perdido en el desierto…
Me detengo al asfixiarme,
así regreso al pasado lejano.
El espacio limpia las cenizas
pero mi cuerpo no reacciona, sólo mira:
veo la flor, veo al cristal;
la ausencia presente se burla más.
Necesito no pensar en fuego
aunque está a mis pies la leña en pira.
Evoco el aire que solía respirar,
retengo una comedia banal
que provoca morir con lentitud.
Me envuelve la materia azul
pero no me trae viento nuevo
libre de tiempo, continuo en paz.
Imaginar que no te haz ido
me hace pensar en cómo aún vivo;
en que soy un idiota infeliz
creyendo todo lo bastante baladí.
Imaginar, al fin, mi ahogo
es negar esto que te he escrito.
29 de julio de 2006
DEPRESIÓN
se van, se quedan;
gris espacio recubierto de estrellas.
lloro hoy y nadie mira el llanto.
Me pierdo solo cuando permanezco en melancolía.
¿Y por qué llorar si ya aclara el día?
Mal acompañante la tristeza banal
y el viento helado que nos cubre,
nos lleva.
¿Qué pensarás de mí, tú,
amiga que siempre estás,
si no repongo mis ojos?
Y la lluvia se intensifica,
mis piernas tiemblan asustadas
mientras recorro los pasillos
de mezclilla mal planchados.
¡Ve!
Ya de nada sirve limpiar mi rostro
porque manchado queda por la eternidad
de mis rojas lágrimas que no evado;
de aquel mísero recuerdo que evoco lento.
Siento la agitación en las manos,
siento temblar al corazón.
Una espina se endereza y cava la piel seca
para traspasar mi olvidado pecho con dolor agudo,
trayectoria recta que describe.
El llanto me ensordece, el cielo me destruye...
¡Detén la mano asesina! Detén mejor el pulso.
Un frío grito nos envuelve y...
Levanto la mirada buscando recordar.
Pequeñas perlas permanecen en mi regazo.
¿Qué valor encontraré en la muerte
si a nada me enfrento en vida?
¿Qué será de mí, desgracia atolondrada,
al dormir bajo la tierra?
¿Qué será de ti, esperanza agonizante,
si te llevo conmigo?
CRÓNICAS TOLUQUEÑAS
No soy un hombre preocupado por el mundo,
soy una persona temerosa de su sociedad.
Al momento no conozco a otro como yo,
en realidad apenas entiendo mi interior,
sin embargo, confío en la mente que me guía,
que me deja sentir la esencia máxima del universo.
El Tiempo me descubre los caminos,
yo no puedo seguir todos,
menos traspasar sus umbrales:
mejor sería permanecer parado.
Pero la Fuerza que me impulsa,
la que me hace continuar,
aquella invisible sensación de avanzar,
me lleva sin rumbo:
me hace cruzar el campo desnudo.
No soy un hombre preocupado por los suyos,
soy una persona egoísta
que intenta abrir su propia puerta…
aunque después otros salgan por ella sin dificultades.
23 de julio de 2006
ALCATRAZ
con tu ropaje de lino
y los peplos relucientes
aderidos a tu piel.
Te sientas y gozas,
con la alegría de un colibrí,
al vernos perdidos entre hierbas
y basura.
La Luna deslizante entre cortinas
recorre el manto evanescente
para colocarse en medio de la noche
junto al caliz del que bebo,
trago amargo de polutas palabras.
Tu cutis más blanco que el brillo
nocturno de cielo,
más fino que la seda,
delicado y tierno hasta el hartazgo.
Las notas se expanden
por la atmósfera
para las luciérnagas bailarinas.
Un paso, una luz,
intentan atraerte hasta sus alas.
Grandes ojos negros,
más negros que el abismo que nos debora,
van mirando uno a uno
cada atrevimiento y se divierten.
Y estás tú, vestida de verde,
sentada, observando, riéndote
de los idiotas que no te tendrán.
Y estoy yo, oculto detras de las almohadas,
escribiendo cada detalle tuyo...
es lo único que puedo hacer.
17 de julio de 2006
CUENTOS DESESPERADOS
He vuelto. Dos meses de ausencia bastan para desesperar a cualquiera. He extrañado cada palabra, por tonta que sea, pronunciada por él para alegrarme, para compartir, para demostrarme cuánto me quiere y cuán cobarde es al no decírmelo. Lo aceptaría felizmente, pero necesito escucharlo de su voz.
Estoy sentado en la banca, otra vez, y mis ojos hurgan en el aire que ha sido testigo de mi desdicha. Cuando pude tenerlo todo tenté contra el destino y dejé escapar la oportunidad de mi vida viendo cómo el aire se la llevaba con esa levedad que lo caracteriza. Estoy sentado escrutando la atmósfera que me rodea por si vuelve otra vez, por si el destino se apiada de mí concediéndome una segunda oportunidad.
Solté el timón y las amarras en medio de la tormenta, mi barco navegó por días a la deriva de mi valor y el puerto se llenó de miedo y las calles se anegaron de arrepentimiento.
He vuelto, pero la cobardía sigue imperando aún después de tanto tiempo. Partí de nuevo para recorrer el mundo en busca del muelle donde a atracado ella. Recorrí las costas hasta encontrarla. Cuando la tuve al lado no pude hablar y permití que se fuera.
Desde hace dos meses me siento en la misma banca donde la vi aquel día, soy una presa de mi desesperación y del odio por la falta de coraje. Escucho al aire tratando de percibir su llamado y me doy cuenta de mi error. No tengo fuerza para actuar. Ha pasado mucho tiempo y tengo miedo de haberme perdido ya. Es momento de marcharme.
El silencio es opresivo, asfixiante. Ahora entiendo que soy yo la que debe hablar: él es el marino, yo la capitana. Soplo al viento su nombre esperando lo oiga. ¿Por qué nunca pudimos entendernos? Tal vez porque nunca supimos escuchar nuestro latidos. Pero todo cambiará: no más espera, no más sufrir, no más desesperación. He regresado para terminar nuestro ciclo, nuestra historia. Díganle que he vuelto.
Dedicado a la memoria de una gran Dama.
15 de julio de 2006
DESANGRAMIENTO
pierde en el día la razón;
la voz del profeta resuena
en la mente vacía
del ciervo pagano.
Los ritos que pide la fe
destruyen los momentos de juego:
a fuerza de espadas
el séptimo día es venerado.
El hombre humilde
que carece de pan,
ese debe MORIR.
El que cuestiona a la fe
que le quita el dinero,
ese debe MORIR.
Los hombres "malvados",
herejes malditos,
a ellos la muerte aguarda.
Mujeres hermosas
que el recato guardaron
cuando el sacedote pedía
para su salvación las caricias,
ellas deben MORIR.
En la hoguera,
en el árbol,
brujas y herejes,
pilares de gente pagana,
levantan el rostro
al cielo pidiendo perdón...
o preguntan ¿por qué?
Los pastores cuidan su rebaño
saliendo en la noche a matar
fieros lobos.
El rocío de la espada
cubre los campos de fieles.
El Alimento de Fénrir
emerge del mundo de Nídhogg
y muestra en el suelo
los cuerpos maltrechos:
hermanos de todos,
hijos de nadie.
¡Ha muerto el pueblo del Dios!
o fue asesinado por sus dirigentes:
la codicia del hombre
por el oro de Rin
causó la ignominia en la Tierra.
El rey benevolente,
leal a sus subditos,
combate una fe
que le arrebata lo suyo.
14 de julio de 2006
EL YERMO
cae en la noche con gotas de acero;
cae y mata las milpas desnudas
dejando los cuerpos acribillados;
cae derrumbando los montes de tierra;
cae desde el cielo nublado por lágrimas.
Cae la lluvia mortal de plumas cortantes
mientras las tropas avanzan mirando el suelo,
las hojas de lirios en manos dudosas
son buitres esperando el cadáver.
Corren y saltan entre los matorrales
protegiéndose con maderos tallados;
esperan que la aurora se vaya al occidente.
Cae la noche con gotas de acero
que reflejan la luz de las llamas;
se escurren entre los traslúcidos ríos
para llegar a su objetivo móvil.
Van como serpientes discretas en el aire
silbando el canto de muerte.
Cae y mata a las milpas desnudas
que no pudieron protegerse a tiempo,
esparce su veneno rojo por la tierra
sin importarle dejar carroña herida.
Se regocija, la lluvia de gansos de la batalla,
dejando los cuerpos acribillados.
Cae derrumbando los montes de tierra
que suspiran mientras muerden el polvo,
sus cortezas no detienen el torrente,
sin embargo continún su trayecto
llevados por el deseo de vencerles,
pero siguen cayendo más hombres.
Cae desde el cielo nublado por lágimas
al ver el rebaño tan cerca.
Y el viento se lleva las nubes
para que las hojas se batan en la arena.
Luego el campo se llena con el trigo de los lobos
que los cisnes sangrientos comerán.
12 de julio de 2006
LA VISIÓN DE BRAGI
y la cebada vuelva crecer.
Allí, donde el golpe ardió más,
las casas lamentaron su suerte
y al cielo elevaron las plegarias negras
que el viento fácil disipó.
Quizá los árboles olviden
y su fruto alimente a las hordas.
En el suelo los troncos partidos,
gastados, con sogas, con hierro,
se quejan del golpe de espadas,
el choque de tronos,
la canción del difunto,
el festín de los lobos;
la manzana dejó de ser fruto prohibido,
prohibido al lacayo ceñir la corona.
Quizá los ríos dejen sus llanto
y la tierra del cisne se llene de oro
en vez de sangre y mentiras.
El Rin brilla para no ver los cuerpos en tierra.
En balde la muerte de Regin,
de Fáfnir, de Sígurd:
el fuego del mar queda perdido para siempre.
Quizá el mar de animales sea fecundado
cuando llegue el crecimiento de hombres:
la nieve apenas puede cubrir el estrago causado.
El fuego se apaga para no ver
la cosecha de cuervos.
Quizá la nave porta música y libros del norte
donde tiene su casa el escaldo
que borra de la memoria
todo juicio emitido por verdaderos paganos:
bárbaro aquél que vive de otros,
no quien procura la vida de su familia.
Quizá la hermana del luna...
sí, quizá algún día alumbre
al pueblo forjado en sapiencia
y relegue a los hijos del yunque.
Quizá el guerrero esgrime retórica,
esa retórica ampliamente negada
por hombres pontífices
portadores de la Verdad.
Quizá, lo quiera así Odín,
nos regocijemos en el lecho de Freya,
bebiendo hidromiel servido
por hermosísimas valkirias
y hagamos pactos de sangre
con los que ya son nuestros hermanos.
10 de julio de 2006
CUENTOS DESESPERADOS
Caminé por las calles durante casi una hora, exactamente el tiempo que ha durado nuestra conversación; ¡dos horas pensando en ti!, ¿te das cuenta? No entiendo cómo te atreves a decir que no soy digno de merecer amor cuando no hago otra cosa más que amar. Hay muchas mujeres hermosas pero sólo una ocupa mi corazón, las demás sólo deleitan la pupila, ¡nada más! No me reproches las veces que estoy con mis amigos, eso es diferente… ¡tú sabes que es distinto!, como cuando las mujeres se reúnen. Vamos, dime, ¿acaso no merezco un poco de tu aprecio, yo que tanto trabajo para dártelo todo, para ser mejor…? ¿Qué dices, quieres que me calle? ¿Qué ya van a dar las dos?... ¡Es verdad!, mi novia no tarda en llegar, será mejor ir a su encuentro… Sí, ya sé que puedo lidiar con ella sobre mi retraso, así que deja de moverte –¡maldito espejo!- para que pueda arreglarme bien. Sí, sí, yo también te quiero.
EL ROLLO
En la tierra se erige
la torre solitaria,
cuna del esclavismo,
casa de muerte.
Son ocho sus lados,
cuatro los que gobiernan sabios guardianes
vigilando el alba y el ocaso.
Sus muros recuerdan
los días y noches de dolor
que los indios sufrieron
cuando encadenados a crueles grilletes
recibían el látigo íbero
impregnado de odio.
Hoy grita la torre:
su voz atraviesa el atlántico
buscando el consuelo
de su hermana mayor
que arrumbada aguarda en las calles sevillanas,
siempre en la eterna espera
de volver a tener su dorado brillo.
Pero aquí,
en la Tierra de Dioses,
el polvo reviste un monumento
antes orgullo de la nueva civilización.
Allí, dominando el valle
desde las faldas del cerro,
El Rollo evoca su juventud
cuando Cortés fundó Segura de la Frontera
y la Colonia empezó en Tierra Azteca.
Y sigue vigilando,
el valle, las casas, el tianguis;
el paso de almas penantes,
de esos muertos
que guardarán la Torre hasta el fin de los días
7 de julio de 2006
VINTRËZA
cual trinar melodioso de ave bella
que posada espera sobre el alféizar
tranquilo paso astral, nocturno cielo.
Tu figura en el lago esbelta veo,
bajo el bosque danzando cual princesa
porque acompaña al alba la primavera,
la portadora y dueña de mis miedos.
Te cubre suave corteza de nieve
mientras eterna tu alma en Mĩdheim vive;
ya recobra el valor el campo verde.
Espada en mano poderosa fuiste,
de nuevo enfrentarte los seres temen:
su conciencia, es tu voz, que los persigue.
24 de junio de 2006
NACIMIENTO
la copiosa lluvia veraniega,
luego la noche de semillas intactas.
Insectos vivarachos aflojan
los músculos fornicando unos con otros.
El ritual cesa
pasado el mediodía siguiente;
a la luz se ven alas esparcidas
y cuerpos mutilados,
pero seres con vida
viajan entre las semillas, apenas se abren.
Las torres de verde color
se llenan de nieve minúscula;
vuela el polen del macho a la hembra
con cantos que zumban,
la tarde regresa de nuevo.
Del suelo emergen los tallos de rosas,
narcisos, cientos de flores.
Ocupan la tierra,
destierran al pasto,
van creciendo con bellas formas:
curvas marcadas por el paso del viento;
con delicada tersura,
omnipotente encanto.
Sonríen las hermosas niñas,
complemento de la tosca hierba,
coqueteando con plantas y árboles,
frutos y vegetales.
Atraídos con fragancias exóticas
los bichos son atrapados
por ninfómanas flores,
damas de porte elegante
que llevan veneno en vez de néctar.
Terrible es la matanza,
las flores son muchas, de distintos colores.
Sus figuras, delicadas
y su mirada atrayente;
cada una con alma especial...
DECISIÓN ERRÓNEA
la nota de flauta.
En la sala de baile
los mantos purpúreos entonan
el canto de muerte.
La lanza ha roto el cuerpo
mientras la espada
abraza el cadáver.
El arpa, el laúd,
melodía de violín.
El vino eufórico
se escurre entre el lino rasgado
y la columna herida.
Un grito sin voz
acaricia la seda apagada
mutada del prado verde
a un río de magma.
La danza, la diva,
el cortejo de hombres.
La fuente de pie,
inmóvil su gesto,
dio de beber al borracho
y no al sediento.
La burla de uno invierte
la suerte del otro
y el cortejante de sano juicio murió.
17 de junio de 2006
IMPERIO
de la reina en el ocaso.
El horizonte se apaga
y la vista brilla con el ansiado
resplandor rojo en la frontera.
La llama tiembla
con el soplo del viento;
trae calor y luz
al hogar de la dama;
efímero sueño de lumbre.
Un mechero alumbra la tienda
del general en campaña.
El horizonte, cubierto de hombres
marchando al campo enemigo
ocultos por la sombra.
Las llamas envuelven
los cuerpos dormidos;
traen muerte y dolor
al hombre más débil;
terrible manto de fuego.
El sol alumbra el imperio naciente
formado con lazos de sangre
por hombres leales a la Belleza que reina.
Se hizo en la noche una nueva frontera
que avanza siempre, lenta,
hacia la autodestrucción.
CONQUISTA
El ave pasea dando vueltas
asechando a su presa;
su paso liviano,
finura en sus miembros.
Las plumas verdes, moradas...
¡Esa mirada!
Sus ojos cafés me miran un segundo,
basta eso para conquistarme.
Lo sabe,
por eso se aleja con la victoria:
ver su vuelo fértil
sobre el crepúsculo rojo:
un río que corre
partiendo la roca y el viento.
¡Esa mirada!
Soy su esclavo,
estoy perdido;
regresa para salvarme
de mi locura pero llora.
¡Ave de Paraíso... Faisán!
¿Qué rescate me das al cautivarme
con agua en los ojos de llanto, de risa?
¿Cuál es mi fin?
¿Dónde termina el río y comienza el mar?
¡Esa mirada!
Los subditos me espían,
estoy preso, cerca de ella,
las torres me impiden el paso
y comienza la batalla por la corona.
En el trono espera el Ave Reina.
¡Esa mirada!
Lluvia siniestra de piel clara,
lluvia humana de rizos teñidos,
lluvia escarlata ansiada por hombres,
lluvia verbal de aristócratas degradados,
lluvia de sangre derramada por sus coqueteos.
¡Esa mirada!
DESPRECIO
me vi muerto, eludido,
con la noticia de mi soledad
en primer plano.
Entonces debí ascender al firmamento,
pero estaba atado a las gemas de la Tierra:
¡adoro las Esmeraldas!,
ese brillo calmado y paciente
que alumbra la delgada imagen.
Tampoco me atrevía a entrar
en la jungla de colores
por miedo a perderme en sus encantos.
Permanecí sentado en el vacío
esperando el momento de morir
y volver al suelo.
Al alzar la mirada...
¡un golpe directo al sistema nervioso!
Sólo así desprendí mis pies
y avancé con cautela
mirando al cielo nocturno,
a esa negrura que absorvía las estrellas.
Fue un ave de gran tamaño
la que guió mis pasos fuera del paraíso
para abandonarme en el desierto.
DEFINICIONES
luego Musa y Reina;
al ser madre, Diosa.
La verdad es un ser simple
llamado Mujer.
Simpleza:
Se escriben poemas,
se suspira a su paso,
prometen cielo, tierra y mar,
pero la dama sólo pide comprensión.
Anhelo:
El hombre desea lo superior
y lucha por conseguirlo;
la mujer espera al ganador.
Juventud:
De la tierra nace la semilla
y crece hasta alcanzar el cielo...
más bien "le bajan la luna y las estrellas".
Vanidad y Dinero:
Siempre amó a las mascotas,
sobre todo a los conejos
por su belleza y elegancia.
Cuando fue grande quiso tener una vida igual...
encontró trabajo de "Conejita".
Lujuria:
Se llamaba Hija de Venus
la niña hermosa tendida en el suelo,
rasgada la ropa
manchada de sangre;
Hija de Venus, del amor y los placeres.
Esclavitud:
El día de su boda lloró...
ya no podría divertirse más.
Reina de Corazones:
Gobierna los corazones de otros
porque el suyo lo cambió por belleza.
Interés:
-¿Quién es ese hombre escaso de elegancia
y belleza que pretende mi mano?
¡Corredlo! -dijo la reina.
-¡Es el hombre más rico del mundo!- exclamó un conde.
- ¡Ah! Entonces llevadlo a mis aposentos
para tratar de política.
Gobierno:
La Bella en el trono ordena
a la Bestia de su marido.
Expiación:
Entró a la iglesia con amplios ropajes
seguida de innumerables damas
que reían y coqueteaban con disimulo.
Al salir el rostro satisfecho
expresa los pecados cometidos...
su alma ya puede ir al cielo.
Fe ciega:
- ¡Adiós mi Vida, mi Cielo,
mi Amor, mi Reina...!
- "Pobre, todavía cree que le soy fiel".
Mortalidad:
La mujer vive más
porque los hombres se matan por ella.
29 de mayo de 2006
MUJERES DE COLORES (VI. Luna)
Aspiro con lentitud el calor
esperando la llegada de la noche.
Lo único que necesito
es un poco de tu gélido aliento
para nacer como flor bajo la nieve.
Entonces salto al cielo lactoso
y nado sobre el envés de la luna
y vuelo alrededor del mundo
en mi navío alado mientras tú descansas
recargada un árbol siempre verde.
Luego la noche se va apagando
pero el día no llega.
Los hombres se destruyen en la oscuridad
regando con dolor las plantas,
olvidando los bellos sentimientos,
y nos persiguen a nosotros
que amamos en tiempos escarlatas.
Las furias se desatan
y con ira golpean el suelo
hasta que permanecemos
uno con uno frente a frente,
solos, cual huérfanos,
unidos en la negrura de la nada.
Emana la luz de tu corazón
reflejándose en mis manos pálidas,
sollozas.
De una lágrima el mundo es creado:
el día es bello
porque el sol alumbra a los nuevos seres,
pero la noche es más hermosa
con su perla en el cielo.
MUJERES DE COLORES (VI. Luna)
Recordaba el viejo consejo
y me pregunté si tú eras la elegida:
¿llegaste sola o yo te hablé?
¿Finjo ser un tonto
o me he enamorado sin darme cuenta?
Te alucino.
Los campos no son iguales ahora,
antes verdes, amarillos,
de rojo fuego y a veces grises;
mas hoy, en pleno invierno,
los blancos, azules,
incluso hasta morados, dominan.
Me embriago de alegría por conocerte,
en la noche te llevo serenata
con mi coro de sapos y grillos
esperando seas princesa y me salves,
y no un gato que me coma.
Pero no es sencillo llegar a ti
con la muralla de hombres urgidos
que te rodea.
¿Escalar?
Mejor dar un brinco.
¿Asediar, tumbar?
Prefiero esperar a que seas tú
quien abra la puerta y me invite a entrar.
Tu corona, de plata,
tu piel de nieve,
el cabello es miel,
tus ojos...
son tan hermosos tus ojos.
¿Tengo posibilidad de ser rey?
MUJERES DE COLORES (VI. Luna)
Vistes negro y blanco
cuando el clima es rojo;
te sujetas al azul y verde
cuando de gris se cubre el cielo.
Me ves, sonríes con malicia:
lanzas tus palabras que caen
como rayos a mi mente.
Tu castigo a mí comienza.
Con el rostro quemado,
aún con brazas,
y el alma redimida por tu amor
avanzo entre la maleza:
te sigo.
La cara rocosa se queja del tiempo.
Mis lentes se cansan de mostrar
las mentiras de hombres.
Mi energía toda es consumida.
En tu brazo derecho pesas al escorpión,
con él colocas mis principios, mis saberes,
mi destreza, mi amor...
Del otros lado está el mundo
con sus peces y cangrejos,
sus centauros, cabras y toros.
Miras la balanza moverse con rapidez,
arriba, abajo, arriba...
Al centro de una planicie
se observa una pareja recostada,
las manos entrelazadas,
la mirada en los ojos del otro.
Está ella y estoy yo.
Es de noche y llueve.
MUJERES DE COLORES (VI.Luna)
Me hablaste cuando no miraba,
en el crepúsculo ausente
mientras mis manos hurgaban el suelo.
La conciencia amargada
rechazó por un momento tus palabras.
En la frente un ojo de pavo real
veía tu estado interno,
no hubo mal que me intimidara.
Entendía las palabras como espuma,
pero tu ondínica figura
me hizo comprender mi error.
Erguí mi cuello,
luego me sumergí en el cercano mar
(sin él podría haber muerto),
y escuché.
Cantabas y danzabas.
Me enamoré de ti,
pero estabas lejos, tan blanca,
en el cielo hermoso,
así que estiré mis brazos azules
sin importarme hundir la tierra
e intenté abrazarte cada vez que te aproximabas.
Transcurre el tiempo,
no consigo llegar hasta tu hogar.
Le pediré a las gaviotas me levanten con fuerza,
a las gaviotas, a los albatros;
a las sirenas les pediré una perla,
la más hermosa,
para que cuelgue en tu cuello,
y me darán estrellas y conchas para tu cabello...
Estoy solo,
pero en la noche te observo en silencio
extasiado por tanta belleza,
y escucho tu voz,
que canta, me llama;
un día volaré en el firmamento
o tú nadaras en mi casa.
MUJERES DE COLORES (VI. Luna)
VIVIFICACIÓN
Entre el cielo y la tierra
es risa silenciosa:
infinidad de palabras ahogadas.
Sus ojos sabios lloran lágrimas de zafiro
en su coraza de flores.
Es el crepúsculo,
la balada en medio de la noche,
con el laúd y la flauta,
el arpa y los tambores.
El bosque nos rodea
pues en medio de un claro estamos,
que la danza inicie.
Es ensueño alegórico
de fantasía europea
nacida de capullos inmaculados.
Con el grito de ¡angeltzin, angeltzin!,
le canto al oído:
Eres Luna eterna
que nada en la espuma del cielo,
sueño de mi sueño;
lluvia de sabores dulces,
de estrellas, de gemas;
dueña de los actos que cometo: mi locura.
Tu voz, sonidos de hadas,
acaricia la piel de blanco terciopelo
tan amada por mí.
Tus ojos de agua me someten,
sirena risueña.
Te canto y adoro.
Si el odio hirviera mi pecho
sería por tu muerte
y nacería el aullido
en mis labios dolidos y secos.
Con la suavidad de algodón
sus palabras penetran mi cuerpo,
es más que sueños plateados
de la noche espesa.
Es constante alineación de viejas ideas,
vivir y morir por igual: renacer.
Es sencillez y dulzura
en un cielo nocturno que sabe a gloria.
22 de mayo de 2006
MUJERES DE COLORES (V. Sol)
Del abismo a la cima:
el cabello trenzado me auxilia
después vuela entre montañas
hasta llegar a desérticas tierras.
La arena me ataca.
Despierto.
El Astro Rey golpea mi cuerpo,
es su coraza amarilla
y su lanza escarlata.
Desea alejarme del mar.
Mi mente que divaga
evoca los años de fuerza
cuando los saltos eran vida,
una vida iluminada por rezos.
Decaen las almas mortíferas
intentando apuñalarme:
corre con sus ojos vivos
y su larga cabellera negra;
de la mano me lleva.
De la tierra al mar:
extiende sus ojos negros
y sus mejillas rosadas
adquieren más color.
Sonríe,
su voz se confunde con canto.
Me eleva hasta el cielo diurno.
MUJERES DE COLORES (V. Sol)
Reanuda labores visibles,
su cabello cortado
le permite jugar con el viento.
Su cuerpo pálido se acopla a la banda sonora
y desfila en las calles multicolores
de masas devoradoras;
el débil corazón se corrompe.
Ha quedado atrás la armonía
del cerebro orgulloso...
No hay respuesta,
evoca, evoca,
cada reminiscencia desaparecida,
todo lazo de espíritu.
No es ella la misma,
la dulce doncella murió.
De regreso a la tierra mi mirada llora,
prefiere de nuevo el mar.
Blanca figura me llama,
ya no es negro el cabello
quemado por el sol.
Palabras pretéritas se cruzan
mientras me libro del dardo arrojado.
Más fuego.
No hay cielo,
son rayos que queman mi rostro.
No hay rezo,
son palabras venenosas
las que intentan transformarme.
Un traslúcido escudo me cubre.
Un colibrí cercano me habla
dando esperanza al cuerpo quemado.
Su néctar mieloso,
traído desde en valle florido,
me permite observar sin ser visto.
Y la dama corre malvada,
la piel de alcatraz,
el cabello terroso,
hacia la gente que adora,
que habrá de coronarle con ritos herejes
y profanación a su cuerpo.
MUJERES DE COLORES (V. Sol)
Curiosa la niña obedece al instinto.
Su sangre se excita
en el puerto del este.
Su fama se esparce
sin alcanzar gloria
de la capital a la costa.
Busca a la gente,
su cadera se mueve con ritmo:
le encanta la pasarela,
el aplauso, los gritos...
No conoce su suerte,
su único objeto es ser la mejor.
Viste agresivo rojo,
en las piernas el negro luce,
la piel dorada,
sus ojos, miel.
La noche acaricia sus curvas,
el aliento pide alcohol
para perderse en sentimiento
pues en el fondo es poeta,
su tema, locura y pasión.
Pero de día,
mientras gobierna el sol,
el cabello cobrizo teñido de mil formas,
es suave al contacto,
te atrapa como enredadera.
Y los labios delineados finamente
mienten llenos de furia
a pesar de la linda sonrisa,
mienten para no recurrir al espejo.