Hoy las aves han volado felizmente,
hoy el sol por fin se ha rendido.
Mis plegarias fueron escuchadas
y la bendición cae del cielo
para purificar mi cuerpo seco.
Hoy, como anuncio a término esperado,
hoy llueve poco y lentamente.
Los audaces siervos bailan,
los vacíos caudales corren
y una vez más la esperanza de salvarme surge.
¡Llueve! ¡Llueve!
¿Es que llora el cielo
o se apiada de su hijo?
¡Llueve! ¡Llueve!
Feliz canta mi alma al paraíso.
Hoy me siento recordado.
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