La niña astuta
baila en la noche
alrededor de la luna,
su vestido ondea
como olas celestes.
Sopla el viento
en la oscuridad.
Niña linda,
divina criatura austral,
no detengas tu baile.
Los músicos frotan
sus instrumentos de vida.
Sopla la brisa
con sus alas.
La niña silenciosa
parpadea sin cesar
junto al lago.
Me inspira su mirada,
esa luz que hipnotiza.
Sopla el aliento
notas de mi alma.
Niña traviesa
que sobre el agua te deslizas,
no me dejes partir.
Se cansa mi mente
de tu ausencia.
Sopla la luz
llevando mis sueños.
Dedicado a Ana García Saravia Ortíz de Montellano, una gran amiga.
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