1 de mayo de 2006

MUJERES DE COLORES (II. Tierra)

CAVILACIÓN


El blanco cielo escapar deja
un manojo de fino rocío
al tiempo que sentado, mientras hablo,
obstruyo el camino de la gente.
Pero tranquila voz me calma
preguntado azules cosas.

Incoloros brazos levantan
la libreta y por debajo
del traslúcido lente
recorren mis palabras misteriosas.

Al cabello pardo acompaña
la pálida piel que se funde
con el carmesí del labio
y la mirada verde.
Sopla a mi rostro,
me deja volar al vacío.

A mi mejilla besa una gota
traída desde el mar:
llueve, hace frío,
pero allí sentado
ni el agua ni el viento
consiguen doblegarme
porque la antigua compañía
siempre mantiene la calma de mi ser.

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