PERDIDO
Me seco,
la sed se apodera de mí;
estoy solo entre valles.
Ella... vuela como buitre
esperando ver mi cadáver.
El día es morado
igual que mi piel;
el dolor aumenta.
La costa me llama
con blanca voz.
Ella... su baile
entre olas es suave,
verde,
de ninfa coqueta,
con hojas cubierta,
doradas,
cafés.
Casi es primavera:
los rayos fecundan
los juegos de niños:
el tacto.
Oscura la sombra
protege mi cuerpo
del brillo aéreo
envidiosa de mí.
Ella... en un árbol espera
mi paso cansado.
Asciende, asciende,
la luz en mi rostro.
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