31 de agosto de 2007

AGONÍA

Espera que yo espero en la esperanza de no morir esperando, de continua vigilia y constante temor. Espera que yo espero esa levedad que me lleve... Levedad, levedad. Y esperar un momento de omnipresencia entre mi locura y tu espera. Espera y verás cómo la noche se ha apoderado de mí; espera hasta el paroxismo de mi existencia.

Eslabón del antibautismo, eso seré mientras transcurra mi espera. Alma penante apoderándose de mi cerebro, carcomiendo mi corazón, eso eres tú. Filtro de vaguedades, molino de mis pensamientos; siembra de ideas impolutas. Es otoño y la cosecha no está lista: esperar.

Cadenas en mis manos, manos que sostienen la cadena de tu indiferencia. Aspiro la levedad, expiro el peso de mis culpas, muriendo, cayendo, retornando al nacimiento del mal. Levedad y locura. Levedad en la Luna, la luna de Lartiz. Balas monocromáticas de sal, una tras otra cayendo en mi boca. Espera un poco más.

Tranquilidad en el pecho vacío llevada de palabra en palabra. Y el espacio cautivo se queja al tacto. Gravedad: estado diagnosticado al paciente de la cama 611. En su consciencia guarda el ansia de salir levitando por la ventana soltando la cadena.

Espera que yo espero: la muerte ya no tardará y serás libre.
A la memoria de un Loco.

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