10 de marzo de 2015

RITOS PAGANOS

Miré el templo enorme, bellísimo.
Miré la piedra labrada y el techo abovedado.
Recordé la fe de mis padres
y me pareció verdadera.
Evoqué la fe del abuelo y me llené de orgullo.
Comparé la fe de mi ancestro y me resulto infantil.

¿Qué sentido tenía orar al trueno y la lluvia?
¿Por qué pedir el retorno de la primavera
al reunirse en la noche y celebrar junto a un árbol?
¿Para qué creer en un hombre tuerto
que colgó de cabeza tres días
y volvió lleno de sabiduría?
¿Cómo creer que un día la sol
y el luna serán devorados?
Y cuánta imaginación se requiere
para ver una serpiente rodeando el mundo bajo el mar.
Mayor inocencia no puede haber:
creer que los suelos se sostienen en un árbol
y que sus raíces se extienden al cielo y el infierno.
Nada más falso e increíble
que tener tantos dioses y creer en ninguno.

Miré el ventanal colorido
y el  lienzo adornado.
Recordé la fe de mi pueblo
y me puse a orar,
esperando ser perdonado
por los pecados cometidos,
para que mi alma se eleve al cielo
y pueda entrar en el paraíso.

Y me encomendé a los santos
para que velen mi camino,
invoqué a la virgen para que interceda por mí,
y le pedí a los ángeles lleven mi mensaje
hasta nuestro señor todopoderoso
que bajó a la tierra para ser crucificado
y al tercer día subir al cielo resucitado.
Purificaré mi cuerpo con agua bendita
para no cometer ritos paganos.

5 de enero de 2015

LA GRAN COMILONA

El primer platillo que recuerda es la Cochinita Pibil, porque la imagen del animal con la manzana en la boca nunca pudo olvidarla. Desde entonces, cada año se paraba junto a la gran mesa para ver el desfile de comidas y guisados que poco a poco cubrían el espacio destinado a ello. Y cuando todo estaba listo imaginaba cuál sería el más rico. Luego corría con sus papás emocionado porque ya sabía qué comería aquel día. Pero ese año la cosa sería distinta, ese año, el comería todo.

Si bien el pueblo donde vivía no figuraba en hechos históricos, desarrollo industrial ni ningún atractivo natural, con el paso de los años se había ganado la fama por su fiesta anual, y más que por su fiesta por la comida que había en ella, pues al caer la tarde daba inicio el banquete preparado exclusivamente para los lugareños que, con el paso de los años, le nombraron La Gran Comilona.

Esa costumbre tenía su origen desde la fundación de la comunidad, o al menos eso decían sus habitantes. Mencionaban que, luego de mucho trabajo y pesar por la falta de comida, los primeros habitantes, desesperados, decidieron reunir todas las provisiones que les quedaban y darse ese último lujo antes de dejarse morir. Lo curioso del asunto fue que después de ese día un convoy de soldados pasó por allí, enviados para supervisar los progresos en aquella parte del país. Y, tras conocer la situación, les dieron la comida que llevaban y regresaron presurosos a informar a sus superiores que el lugar había sido colonizado con éxito. Y claro, con las lluvias y las municiones que también obtuvieron del convoy, los colonos lograron proveerse del alimento necesario para subsistir ese año, y el siguiente, y así hasta que algún alcalde decidió repetir el banquete recordando aquel “casi funesto día” convirtiéndose en desde entonces en la fiesta del lugar.

Y cada año se realizaba el mismo festín, como cada año aquel chico esperaba los platillos para decidir con cual comenzar. Y pensaba que algún día sería capaz de comer de todos ellos. Y comenzó a entrenarse. Imaginaba la cara de asombro de sus amigos, la admiración de las chicas, el orgullo de sus padres, la envidia de sus enemigos. Pero lo que en el fondo deseaba, era conquistar a Lupita, la chica más bonita del pueblo.

La boda sería espectacular, el mismo día de La Gran Comilona (así todo el pueblo estaría invitado). Construirían su casa a la orilla del río para que pudiera ir a pescar con sus hijos. Cuando la gente pasara lo saludarían amablemente recordándole aquel gran día en que fue el único capaz de probar todos los platillos de la mesa. Es más, hasta pensarían en erigirle una estatua en el centro del poblado con una placa que dijera “EL CAMPEÓN DE LA MESA”. Hijos, nietos y bisnietos llevarían a sus vástagos a admirarlo durante generaciones. Es más, habría nuevas competencias con su nombre. Todo gracias a él, más bien, gracias a su apetito, o mejor dicho, a la capacidad de su estómago o, para ser precisos: a su perseverancia.

Tenía tres años cuando fue por primera vez al banquete y quedara impactado por aquel cerdo preparado ricamente. Y diecisiete años habían pasado desde entonces. Pero todo su entrenamiento llegaba a su fin, en cinco días él sería capaz de lograr una hazaña jamás pensada antes y pasaría a la historia. Sería el héroe local.

En cuatro días.

En tres días.

En dos días.

En un día.

Ese día.

Por fin llegó el momento. Le había dicho a todo el mundo lo que haría esa tarde y había una excitación general. Todos ansiaban con desesperación verlo devorar uno tras otro cada alimento de la mesa, algunos para aplaudir, otros para ofender. Todos menos Lupita, que en el fondo odia aquella celebración.

Se colocó la mesa, inició el desfile, los asistentes se pusieron cómodos y esperaron el momento. Sólo su lugar estaba vacío, algunos decían que llegaría dentro de poco, pues no quería distracciones antes de comenzar. Se prepararon los comensales, la campana tocó para que empezara la Gran Comilona. Como había bastante comida nadie dijo nada y olvidaron la promesa. Sólo hasta que el último bocado fue dado alguien preguntó por él: su asiento seguía sin ocupante. La sorpresa que se generó fue tan grande que se dirigieron a su casa tan rápido como sus pesados cuerpos se los permitieron.

Tocaron y nadie abrió. Volvieron a tocar y no hubo respuesta. Cuando llegaron sus padres abrieron la puerta, pero el lugar parecía vacío. Se disponían a ir cuando un ruido en la parte trasera llamó su atención. Fueron a investigar.

Lo encontraron solo, sucio, retorciéndose como una lombriz, enfermo.

Con la emoción se volvió tan descuidado que no se preocupó por lo que ingería que terminó por contraer una infección estomacal que estalló ese día y le impidió asistir a La Gran Comilona. Al verlo en ese estado, la gente comenzó a burlarse de él por la forma tan altanera con la que se había dirigido a sí mismo y a su proeza días antes.


Después de aquel suceso, se recuperó, pero jamás volvió a decir palabra alguna. Y poco a poco la gente lo fue olvidando. Se convirtió en una leyenda, en cuento para espantar a los niños: “Si te portas mal te sucederá como al hombre de la gran comilona”. Así, aunque su sueño de casarse con Lupita jamás se realizó, sí logró inmortalizar su imagen, no como hubiera querido, pero sí de tal modo que perduraría por miles de años, pues, a pesar de que su nombre perdió, continuó vivo un leve rumor de alguien que alguna vez pretendió comer todos los platillos de la mesa de La Gran Comilona.

1 de diciembre de 2014

MIRADAS

Han brillado,
con la imagen reflejando mi sonrisa:
la alegría de tenerte frente,
la esperanza de amar en vida.

Han brillado, extasiados
de mirarme sonreír.
Cada fonema pronunciado
es una declaración de amor.
Símbolica entrega de virtudes,
todas ellas a un tiempo
(lo menciona, lo alude)
y por eso brillan de emoción.

Han brillado,
ya mi loca cabeza lo imagina:
sólo así se controla el deseo,
el motivo por el cual brillan.

Son los sueños más profundos
los que desatan al corazón,
son sus besos lo que busco:
un secreto que nadie ve.
Y su intensidad aumenta
cuando pienso en el deseo,
después, muero de pena
al recordar que no pueder ser.

Y nos miramos con la eterna sensación
de tenernos, sin duda ni vacilación,
para amarnos casi por obligación,
lo leemos en cada libro de ficción.
Despertemos, que está prohibido:
en una sociedad degradada
es madurez lo que falta...
Dejemos a un lado las miradas
y digámoslo a gritos.

Han brillado,
esos ojos llenos de ternura,
niña linda que me mira,
llena de amor desde la penumbra.

Han brillado,
una antigua historia que no muere,
una perfección que pretendo ver,
un sentimiento que todo puede.

30 de septiembre de 2014

EXTINCIÓN


Si el señor deseara destruir
el mundo una vez más,
y pidiera una persona para no hacerlo,
le daría tu nombre sin titubeo,
y al hacerlo condenaría mi alma…

Se lo gritaría mil veces
para que puedas escucharlo
y al hacerlo contemples
a un condenado por tu amor.

No te pido que me salves
sino que puedas sentir lo mismo.

Quizá el señor, en su magnificencia,
se apiade de nosotros
y nos permita estar juntos
sin tabúes ni remordimientos.

Quizá la noche caiga
y nos cubra cual diluvio
¿Cuál sería el arca que nos aloje,
cuál el alimento que nos dé fuerza?
Nuestra unión.

Pero si ninguna salvación existe,
moriré feliz si tú vives,
aunque implique no tener tu amor.

22 de septiembre de 2014

ENAMORAMIENTO



Su belleza no es de mostrador,
su voz no deleita auditorios,
ni su andar posee gallardía.

Pero tiene unos ojos que brillan
con dulzura e inocencia,
unos labios cual pétalos rosados
y una risa contagiosa.

Si pudiera acercarme una vez
me bastaría para ser feliz.
Si pudiera amarla un instante,
aprovecharía cada segundo a su lado.
Si pudiera quererme ella también
sería su esclavo eterno…
ahora mismo lo soy.

Tampoco soy lo que llaman perfecto,
aun cuando la gente me halaga
y confía en mis palabras.
Hora tras hora me esfuerzo
aunque mi mente imagine otra cosa.

Por ella intentaría la perfección
y fracasaría al instante,
porque para lograrlo tendría que renunciar
al amor que siento
y sin amor no podría obedecerle.

¿Me volvería un hipócrita
o ya lo soy?
¿Podría el mundo aceptar,
tan sólo una vez,
un amor honesto e imperfecto?

28 de agosto de 2014

CONSCIENCIA


Quiero escuchar tu sabia voz 
para que detenga mis actos.  
De otro modo seguiré mi  instinto 
que me lleva hacia ti,  
en busca de tu amor, 
incluso si me está prohibido.

MEUN VERUM MARTYRIUM



Hilvano telarañas desde el pozo,
pero no quiero dejarlo.
Tela sagrada que envuelve ideas
y encierra tres veces mis caprichos.

Canto a la bóveda inexistente
hasta vaciar mis palabras y pensamientos.
Tres veces grité su nombre:
Maldición, Memoria y Veto.

Fui al bosque y a la selva
con la esperanza de encontrar el fin.
Y allí imploré tres veces,
vencido todo esfuerzo de olvidar,
envenenado de mi propio sentimiento:

¡Maleza: cubre la boca del pozo y asfíxiame!
¡Río: llena los huecos hasta ahogarme!
¡Antídoto: vuelve a tu casa y déjame morir!

He caído y no quiero levantarme:
la herida causa más placer que dolor.
La noche se traga todo,
todo excepto tres cosas:
la Memoria que se empeña en evocar,
el Martirio porque ha pecado
y su Voz que me exige:

¡Mente: permite recodar su imagen
hasta que deje de existir!
¡Dezmero: recauda mi esencia
hasta que nada quede!

Decidí vivir en libertad
y volver a mi vida en la ciudad,
pero me encuentro al fondo sin poder salir.

¡Vela: has que tu luz me deje ciego
y pueda verla en la perfección!
¡Lasitud: déjame un poco de energía
para poder llegar a mi destino!
¡Corazón: no dejes de latir, así sea por ella
o de lástima por mí!

Tejo una cuerda que me permita salir,
mas me doy cuenta de que no es así:
es su nombre el que discreto se ha filtrado
entre mis manos para no desaparecer.

21 de agosto de 2014

MIEDO

Me ha dicho su nombre
y de sacros textos me habla.
Tengo miedo de escuchar
porque con cada palabra
sin inflama más mi corazón.

No quiero amar en soledad,
no quiero amar a quien no debo...
Tengo miedo de ser correspondido.

16 de agosto de 2014

REFLEJO

Elegí ser un reflejo
para mirarme encada gota
y sentir lo que no he sido.

Elegí ser un recuerdo
que penetre en el alma
y me muestre lo que fui.

Elegí ser pensamiento
para crearme a cada instante
y evocar lo que pude ser.

Elegí ser yo y no otro
para deleitarme con la vida
y aceptar en paz la muerte.

13 de agosto de 2014

SI QUISIERA CONSQUISTARLA...

No emplearía rimas gastadas
que dejen al descubierto mi limitado léxico
y no mi titánico amor.
Dejaría fuera a las flores cargadas de mil olores
por su fugaz existencia,
igual a la vida y al sentimiento que se marchita.
Ni invocaría a la luna
que ocupada está velando a los fieles enamorados,
tampoco a las estrellas he de llamar:
se molestarían por tanto exceso de trabajo.
¿Y las serenatas? ¡Prohibidas!
por importunar a amigos, familias y vecinos.

Yo usaría al viento matutino
para que lleve mis palabras a su alcoba
y pueda acariciar su labios exquisitos
con mi suave voz.
Luego iría a recorrer su piel con un soplo
hasta lograr que su cabello me envuelva.
Entonces desataría un vendaval
que la sacuda por completo
con mis frases de amor.

Hablaría también con la brisa
para que cada gota se impregne en ella
humedeciéndola poco a poco
hasta bañar su cuerpo entero
con cantos de placer y pasión.
Viento y brisa envolverían mi cuerpo
en el suyo hasta volar.

Porque soy el Neptuno que dormita
en las profundidades oceánicas
y al mínimo llamado se irgue
provocando tempestades.
Me basta una mirada para amar
y una palabra para acudir a su presencia.

No recurriría a la poesía...
me basta con ser yo.