Su belleza no es de mostrador,
su voz no deleita auditorios,
ni su andar posee gallardía.
Pero tiene unos ojos que brillan
con dulzura e inocencia,
unos labios cual pétalos rosados
y una risa contagiosa.
Si pudiera acercarme una vez
me bastaría para ser feliz.
Si pudiera amarla un instante,
aprovecharía cada segundo a su lado.
Si pudiera quererme ella también
sería su esclavo eterno…
ahora mismo lo soy.
Tampoco soy lo que llaman perfecto,
aun cuando la gente me halaga
y confía en mis palabras.
Hora tras hora me esfuerzo
aunque mi mente imagine otra cosa.
Por ella intentaría la perfección
y fracasaría al instante,
porque para lograrlo tendría que renunciar
al amor que siento
y sin amor no podría obedecerle.
¿Me volvería un hipócrita
o ya lo soy?
¿Podría el mundo aceptar,
tan sólo una vez,
un amor honesto e imperfecto?
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