10 de marzo de 2015

RITOS PAGANOS

Miré el templo enorme, bellísimo.
Miré la piedra labrada y el techo abovedado.
Recordé la fe de mis padres
y me pareció verdadera.
Evoqué la fe del abuelo y me llené de orgullo.
Comparé la fe de mi ancestro y me resulto infantil.

¿Qué sentido tenía orar al trueno y la lluvia?
¿Por qué pedir el retorno de la primavera
al reunirse en la noche y celebrar junto a un árbol?
¿Para qué creer en un hombre tuerto
que colgó de cabeza tres días
y volvió lleno de sabiduría?
¿Cómo creer que un día la sol
y el luna serán devorados?
Y cuánta imaginación se requiere
para ver una serpiente rodeando el mundo bajo el mar.
Mayor inocencia no puede haber:
creer que los suelos se sostienen en un árbol
y que sus raíces se extienden al cielo y el infierno.
Nada más falso e increíble
que tener tantos dioses y creer en ninguno.

Miré el ventanal colorido
y el  lienzo adornado.
Recordé la fe de mi pueblo
y me puse a orar,
esperando ser perdonado
por los pecados cometidos,
para que mi alma se eleve al cielo
y pueda entrar en el paraíso.

Y me encomendé a los santos
para que velen mi camino,
invoqué a la virgen para que interceda por mí,
y le pedí a los ángeles lleven mi mensaje
hasta nuestro señor todopoderoso
que bajó a la tierra para ser crucificado
y al tercer día subir al cielo resucitado.
Purificaré mi cuerpo con agua bendita
para no cometer ritos paganos.

2 comentarios:

Ana dijo...

Evoqué la fe del abuelo y me llené de orgullo.
Comparé la fe de mi ancestro y me resulto infantil.

No desprecie usted a la fé de los niños y a la inocencia, y no crea que por que le parezca infantil, fuera menos sabia. Sin las fés de los antepasados no existiría la actual, y sin las culturas dominadas por la nueva fé no sería el mundo y el folklor y la religión como usted la conoce. El simbolismo podrá parecerle infantil, pero lo que guarda dentro es sabiduría humana acumulada por muchos siglos.

¿Qué sentido tenía orar al trueno y la lluvia?
¿Por qué pedir el retorno de la primavera
al reunirse en la noche y celebrar junto a un árbol?

Tenía el sentido de reconocer en el mundo y en la naturaleza lo divino, lo que nos da vida y muerte, sustento y tiempo. Tenía el sentido de celebrar y bailar y regocijarce y temer y entristecerse y ser uno con los ciclos naturales que hoy ya casi no comprendemos, en nuestras ciudades. Tenía el sentido de reconocernos inferiores al mundo. ¿Es mejor tratar de dominarlo o ignorarlo, es mejor no ver en él la luz y la energía de lo sagrado, de forma que en cambio nos convertimos en depredadores de nuestra propia casa? ¿Tiene más sentido vivir con la mirada en un mundo que existe en otro plano, en otra dimensión a la que se accede sólo con la muerte, si no vemos a quienes pisamos en esta tierra y si andamos sin aprender de las experiencias que se nos regalan aquí y de los gozos que nos da el vivir y convivir y buscar comunicación con el mundo que lo divino creó? Si dios está en todo, ¿no está también en ese trueno, esa lluvia, ese árbol?

¿Para qué creer en un hombre tuerto
que colgó de cabeza tres días
y volvió lleno de sabiduría?
¿Cómo creer que un día la sol
y el luna serán devorados?

¿Mejor creer en que la sabiduría te expulsa del paraíso, en que querer usar la inteligencia y la curiosidad dada al hombre es pecado?
¿Cuál es la diferencia entre creer que los astros serán devorados (además sabemos que eventualmente perecerán) y creer que un día habrá una gran batalla entre seres apocalípticos tras la cual las almas se levantarán y el mundo cambiará por completo y el hombre dejará de ser el hombre y negará mucho de lo que lohace como es para vivir sólo en paz y sin dolor y sin el constante devenir que lo lleva a aprender y crecer?

Y cuánta imaginación se requiere
para ver una serpiente rodeando el mundo bajo el mar.
Mayor inocencia no puede haber:
creer que los suelos se sostienen en un árbol
y que sus raíces se extienden al cielo y el infierno.

¿Y es menos inocente pensar que existe un lugar lleno de fuego y llamas y almas que arden toda la eternidad por algunos años de maldad? ¿y qué hay de la enorme cantidad de tiempo que se creyó y aseguró que el planeta Tierra era el centro del universo, porque ahí había puesto dios al hombre? ¿Es menos ingenuo pensar que los mundos se sostienen por un árbol simbólico que imaginar que hay una tierra, un purgatorio y un infierno que se sostienen por algún medio misterioso espiritual, que comunica a las almas, y que frente al cielo san Pedro guarda la entrada con sus llaves? Casi siempre hay un guardián de la entrada a la morada divina en las mitologías humanas, esta no es excepción, así como hay un guardian que rige el inframundo o el infierno y una manera de llegar o no a estos lugares, como un xoloizcuintli, una muerte guerrera o una confesión en el último aliento.

Ana dijo...

Nada más falso e increíble
que tener tantos dioses y creer en ninguno.

¿Nada más increíble que tener tantos dioses? Caballero, haga favor de revisar la historia de la humanidad y notará cómo, de entre todas las religiones del mundo, muy pero muy pocas son monoteístas. Incluso hay muchas preguntas sin responder en algunas fés que se llaman a sí mismas monoteístas, como por ejemplo: de un roble sólo pueden brotar robles, de una mujer nacerá un humano, de un huevo de paloma nacerán palomas... ¿cómo llamaría a quien engendra un dios?, ¿no sería una diosa? Tan importante es el día como la noche, el arriba para la existencia del abajo, el frío para la comprensión y posibilidad del calor; cada uno de estos conceptos son mutuamente necesarios y tienen la misma jerarquía frente a su par. ¿Cómo llamaría a un ser tan poderoso que encarna al mal mismo, frente al que deberá luchar la fuerza del dios de luz?, ¿no es un dios también, aún si es malvado? Este tipo de cosmologías son muy antiguas, la lucha de la luz y la oscuridad, o las fuerzas del invierno y el verano, o ejércitos de guerreros (o arcángeles, o valkirias, etc) que lucharán una batalla épica por el mundo, independientemente del nombre que se le de a cada participante.

Recordé la fe de mi pueblo
y me puse a orar,
esperando ser perdonado
por los pecados cometidos,
para que mi alma se eleve al cielo
y pueda entrar en el paraíso.

¿Cree de verdad que es un pecado explorar, aprender, experimentar?, ¿cree que su dios se lo va a reprochar si en el camino creó arte, poesía, belleza, aprendió del mundo y las culturas que son también de seres humanos, como usted? No veo pecado en la imaginación y el arte, no veo pecado en el conocimiento. Y si, finalmente, después de ese trayecto, usted regresa a su fé con fervor renovado y mayor convicción, ¿cree que sea eso pecado, o uno de los tantos caminos misteriosos del crecimiento personal y la felicidad que seguramente su dios quiere para usted?

Y me encomendé a los santos
para que velen mi camino,
invoqué a la virgen para que interceda por mí,
y le pedí a los ángeles lleven mi mensaje
hasta nuestro señor todopoderoso
que bajó a la tierra para ser crucificado
y al tercer día subir al cielo resucitado.
Purificaré mi cuerpo con agua bendita
para no cometer ritos paganos.

Y eso me parece muy bien, si usted quiere asumir su fé con los brazos abiertos es admirable, pero eso no da derecho a juzgar y menospreciar la fé de otros y las creencias de los pueblos antiguos. Si usted se entrega ahora completamente a la fé de su familia no se lo reprocho, eso no lo cuestiono porque la fé tiene mucho de decisión personal y, en ese caso, hace bien en dejar los ritos paganos, para ser justo con su dios y no ser injusto con ningún otro. ¿Ritos paganos dice? ¿Está seguro de que eran ritos, y no juegos de la imaginación y colores del arte y las palabras?


Con aprecio, le envío un saludo.