9 de diciembre de 2006

TORMENTA

El corazón de las montañas
se regocija con la niebla
cuando los gigantes del cielo
se golpean mutuamente y derraman
su sangre en millares de gotas.

Durante la noche aullan
los lobos del árbol
para mantener su territorio.
También aulla el viento
y derrota a las hojas salvajes.

Vuelan las dagas sin filo
hasta el hogar de hombres y bestias:
recubren el piso unidas
para formar puentes
de insectos perdidos
en medio de lagos.

El cielo se queja de las heridas
que llegan hasta el suelo.
Y las olas rocosas tiemblan
desde la más profunda caverna...

Entonces mi cuerpo se sacude
y mis pupilas revientan
porque tú,
con tu soberbia de Diosa,
te has dignado a mirarme.

Para A. G. S. O. M. con todo mi cariño.

2 comentarios:

Ana Corvera dijo...

wooooow, sin palabras, me encanta, esa gran diosa a quien le dedicas el texto debe estar muy contenta. un abrazo, te sigo leyendo :)

Anónimo dijo...

te leo y me doy cuenta que me hace falta pulir muuuuucho para hacer poemas
saludos y feliz navidad :)
que tal quedaron tus materias?