25 de junio de 2007

Mientras cavilo el cuerpo muere (El Cuerpo)

II
(Otoño de 1989)
Primero pediste –rogaste-, luego gritaste y por último terminaste lanzando patadas: sabías que no debías abandonar tu casa, que si salías a ese mundo algo ocurriría. No podías asegurarlo, pero una sospecha en ti te hablaba sobre el futuro.
Tu llanto se escuchó durante todo el trayecto y una vez desprendido de los brazos de tu madre sólo te quedó la Resignación… Ese Algo sucedería en cualquier momento, y para el resto de tu vida.

La furia se apoderó de ti, dio paso a la ira, la rabia, y perdiste el control de tus acciones. Sentiste la piel dura como un muro, pero poco a poco fue suavizándose para ti. Primero el puño derecho, luego el izquierdo. Tus golpes no cesaban y continuaban martirizando el cuerpo cohibido frente a ti. Querías detenerte, pero no podías, algo te impulsaba a seguir, algo ordenaba en tu lugar… voces, había voces.


- Señora, sé que es el primer día de clases, pero no podemos dejar a su hijo en esta institución puesto que es un niño muy agresivo. Tendrá que llevarlo a otro lado.
- ¿Agresivo? Pero ¿qué ha hecho para que quieran expulsarlo en su primer día?
- Se ha peleado con otro niño, uno de tercero.
- ¿Cómo está mi hijo?
- No se preocupe, está bien. De hecho él ganó la pelea, por eso no podemos permitir que se quede: es demasiado agresivo para su edad y sería una mala influencia para sus compañeros… ¡Ah, aquí está!
- ¿Te peleaste?
- Sí.
- ¿Por qué? ¿Qué pasó?
- Un niño me prestó su juguete y me puse a jugar, después llegó otro niño y me lo quiso quitar, pero como no era mío, pues lo defendí y le pegué al niño grande. Después no sé qué pasó.
- ¿Dónde está el muñeco?
Recordaste la pelea, vistes a tus puños golpear de nuevo. Y rememoraste el motivo de la riña. Miraste tus manos y abriste la derecha, allí estaba el juguete, resguardado por la justicia de tus golpes.
- Aquí, en mi mano –y mostraste tu buena obra para que el mundo la conociera y te alabara. Algo iba a pasar, algo ya había pasado. Fuiste marcado, fuiste elegido. Y la mente comenzó a fantasear.

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