21 de abril de 2008

FANTASMA

El soldado pereció sin saberlo.
Cansado como estaba, se detuvo en el camino a descansar y tomar un refrigerio. Sus pies decían fango, sus manos, muerte. Inspiró tranquilamente para tomar un último respiro antes de lanzarse de lleno al combate. Mientras dejaba escapar el aire, el ruido de la ametralladoras llegó a él con estruendo y luego las explosiones.
Pero él no se movió, permaneció tranquilo en el sitio donde estaba porque una mano se posó en su hombro y una voz le dijo que esperara. A su lado, otro soldado movía la cabeza negativamente y lo invitaba a caminar en sentido contrario a la batalla. Su misión, le dijo, había terminado y debía regresar a casa. El hombre miró a su alrededor donde todos sus demás compañeros luchaban frenéticamente, mas ninguno le prestaba atención. Ni siquiera sus superiores le impidieron el paso.
En su casa supo que la guerra había terminado y que la victoria no perteneció a ningún bando. Mas no le preocupó porque a su regreso encontró a todos aquellos amigos y famliares que había creido perdidos por la guerra que tantos años duró. Y con esperanzas renovadas de un mundo nuevo se unió a ellos y continúo con una vida pacifica por innumerables años.
* * * * *
El funeral terminó más rápido de lo esperado. Los familiares dejaron el panteón y se fueron a sus casas esparciendo lágrimas durante el camino. Entre los sollozos alcanzaron a orise algunas voces que decían «Pobre, al menos no sufrió mucho, fue muerte instantanea» «Cómo no va a morir si la explosión fue junto a él» Y los compañeros que valientemente combatieron a su lado y lo vieron morir se alejaron entre el llanto hasta perderse en la oscuridad de la noche.

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