14 de abril de 2008

LA LUZ INALCANZABLE

Cuando murió en la Luz Inalcanzable, supo que había sido el primero en llegar a ella.

Nadie sabía que era o qué había más allá, pero todos le temían. Había aparecido un día de la nada y desde entonces allí se encontraba. Desde el momento en que brilló por primera vez nadie se atrevió a mirar hacia la luz, y mucho menos acercarse a ella. El pánico que les causaba los mantuvo refugiados en sus casas por muchos años.

Los más jóvenes, que para entonces alcanzaron la edad adulta se atrevieron a ir, pero ninguno de ellos vivía para saber lo que había allí, en la luz. Así fue como cada generación un grupo de hombres salían de sus hogares para dirigirse a la luz inalcanzable, ninguno volvía, y ninguno llegaba a la meta. El resto de la gente seguía viviendo bajo la oscuridad.

Aquellos que se aventuraban a desafiar la luz iban acercándose poco a poco, y con cada grupo llegaban más cerca de ella. Después de tanto tiempo, el hombre se aproximó lo suficiente, más que ninguno otro, y llegó a la luz.

Había inventado artefactos y ropa que lo protegiera, pero al llegar ni los primeros ni los segundos fueron suficientes para la luz. Y el hombre cayó de bruces en el suelo. Abrió los ojos, y allí, junto a él, estaba la Luz Inalcanzable, él era parte de ella, y lo que vio fue más de lo que hubiera imaginado. Y supo que había llegado a ella y era el primero, pero sólo pudo disfrutarlo por unos segundos pues al instante falleció.

La Luz sigue allí, esperando quizá, pero nadie más ha sabido llegar a hasta ella.

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