10 de enero de 2009

LA SIERRA

Tú eres montaña sobre montaña
que me aíslan y detienen,
el árbol más el árbol
que se suman a lo desconocido,
el ejército de insectos
que invade mi cuarto cada noche,
el desfile de relámpagos
que interrumpen mi sueño;
los padres y alumnos
que esperan la enseñanza.

Yo soy el maestro de mirada melancólica
que anhela el suelo del valle,
yo el alumno que escucha y aprende,
que opina y suspira,
yo el hombre solitario
que se encierra y recuerda;
yo el fantasma que vino a morir
y se perdió en las nubes.

Lluvia y trueno, roca y tierra,
retumban en mi cabeza
cual tambores hasta apagarse el sonido
de la verdad y el consuelo:
que falta mucho para amoldarnos.

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