13 de noviembre de 2005

SOL

Mujer Fuego que guías al perdido:

Mientras el cielo impide a la luz iluminar el camino del hombre, yo avanzo con cautela buscado tu fuego: por la noche, con estrellas; en el día, con esas mismas nubes que traen lluvia.

No hay paradas, sólo un trayecto continuo similar al laberinto… ¡no hay salida al entrar en ti: el motivo permanece como enigma y me llama sin que yo lo entienda! Y cuando al fin el cielo se despeja y la gente comienza a caminar, me doy cuenta, después de tanto investigar, que detrás de esa niebla estás tú, observando mis pasos, riendo; juegas con los seres controlando el clima: te escondes, apareces; das calor, te muestras fría: causas temor y te adoran levantando templos… Para entonces soy yo el que mira.

Eres el astro que da vida al mundo, la estrella que condujo mis pasos a la muerte y el vacío, para librarme así de las ataduras y poder acercarme a ti: me liberas al querer quemarme, te necesito por eso. ¿Es que avancé en dirección correcta o erré mis pasos al avanzar?

Sólo tú conoces la respuesta, sólo tú me guías.

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