18 de agosto de 2006

CRISTIANISMO

Se dirigen al mar los lamentos
esperando de Skiold alguna respuesta
del anhelado regreso.

La casa comunal está ya repleta,
se agota el oro:
el viajero no quiere tomar los remos.

No ha vuelto la paz
que trajo el rey-niño a su llegada
en su barco de velas doradas.

Cae la noche en la antigua Dinamarca.
Velan los hombres los puertos
porque el hijo de Odín llegará.

El invierno se va, el verano muere,
La tierra marchita aumenta;
desespera el valiente vikingo.

Llega al fin una nave, monjes hay
que predican la fe del rey de hombres
que en pesebre nació.

¿Pequeño hecho deidad?
Sólo el hijo del Dios puede lograrlo;
se convencen también y se bautizan.

Con este poema termino la primera parte del Ciclo Nórdico, sólo que no he subido todos al blog jeje, lo hará próximamente. Ahora voy por la segunda parte del poemario.

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