10 de agosto de 2006

TRANSCURRE EL INVIERNO

El valle, anegado desde la costa
hasta el bosque oscuro,
el agua teñida de rojo,
las barcas flotando con ojos cerrados,
agrietadas, mutiladas,
con metal incrustado.
La loba se acerca y degusta un banquete.

La noche es fría, el invierno ha llegado,
Hel extiende su manto sobre Mídgard
para que los hombres sientan su gélida mano.
Los dragones se apiñan en el muelle
mientras las casas arden por el calor del hogar.
Cientos de hombres se reúnen
para dar comienzo al festín.

Uno recita las gestas del rey,
otro enseña su nuevo ropaje,
alguno presenta sus dagas,
no falta quien hable del hermano
ni quien diga que viene del norte.
Mientras hermosas doncellas escancian
el divino hidromiel.

Las pieles se aprietan y las llamas rugen,
la nieve se acerca al país de vikingos.
Los hombres felices conviven
en medio de sanas orgías
hasta que suena el cuerno de alarma:
su cruel enemigo sureño
ha venido a quemar casas
como pirata cobarde que es.

Se preparan las armas:
desde largas espadas hasta hachas dobles.
Los caballos se alistan,
los toros del mar reciben a sus tripulantes.
Después de un periodo de frío
la sangre encuentra calor
en el combate de lobos.

El campo, cubierto desde la costa
hasta el bosque oscuro
con agua teñida de rojo,
las naves flotando sin ojos azules,
heridas, sin miembros,
con el rubio cabello y el metal incrustado.
La venganza está hecha y ahora se van.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este poema me gustó porque casi puedes sentir el calor del hogar y ver a las personas envueltas en sus pieles. Tal vez podrías haber extendido un poco lo referente a la batalla, pues aunque el inicio y el final del poema dejan en claro cómo terminó, poco dices del desarrollo. Claro, podemos imaginarlo con los datos que tenemos, pero igual esa es mi opinión de aficionada. ;) Cuídate.

Israel dijo...

Gracias por traer ese calor al blog que tan olvidado andaba. Tal vez falte descripción, pero ya lo dijiste: la imaginación debe hacer de las suyas. Nos estamos viendo.