17 de junio de 2006

IMPERIO

El mechero alumbra la alcoba
de la reina en el ocaso.
El horizonte se apaga
y la vista brilla con el ansiado
resplandor rojo en la frontera.

La llama tiembla
con el soplo del viento;
trae calor y luz
al hogar de la dama;
efímero sueño de lumbre.

Un mechero alumbra la tienda
del general en campaña.
El horizonte, cubierto de hombres
marchando al campo enemigo
ocultos por la sombra.

Las llamas envuelven
los cuerpos dormidos;
traen muerte y dolor
al hombre más débil;
terrible manto de fuego.

El sol alumbra el imperio naciente
formado con lazos de sangre
por hombres leales a la Belleza que reina.
Se hizo en la noche una nueva frontera
que avanza siempre, lenta,
hacia la autodestrucción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy lindo! haces a la luz protagonista de cada estrofa,dandole un toque de nacimiento y de fuerza! bueno,asi senti en una primera lectura :)
saludos

Israel dijo...

Gracias por tu comentario, la idea sí tiene que ver con la luz que es enigmática, benévola, destructiva, cegante, seductora...