24 de junio de 2006

NACIMIENTO

Primero la tarde,
la copiosa lluvia veraniega,
luego la noche de semillas intactas.

Insectos vivarachos aflojan
los músculos fornicando unos con otros.
El ritual cesa
pasado el mediodía siguiente;
a la luz se ven alas esparcidas
y cuerpos mutilados,
pero seres con vida
viajan entre las semillas, apenas se abren.

Las torres de verde color
se llenan de nieve minúscula;
vuela el polen del macho a la hembra
con cantos que zumban,
la tarde regresa de nuevo.

Del suelo emergen los tallos de rosas,
narcisos, cientos de flores.
Ocupan la tierra,
destierran al pasto,
van creciendo con bellas formas:
curvas marcadas por el paso del viento;
con delicada tersura,
omnipotente encanto.

Sonríen las hermosas niñas,
complemento de la tosca hierba,
coqueteando con plantas y árboles,
frutos y vegetales.

Atraídos con fragancias exóticas
los bichos son atrapados
por ninfómanas flores,
damas de porte elegante
que llevan veneno en vez de néctar.

Terrible es la matanza,
las flores son muchas, de distintos colores.
Sus figuras, delicadas
y su mirada atrayente;
cada una con alma especial...

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