12 de julio de 2006

LA VISIÓN DE BRAGI

Quizá los campos reverdezcan
y la cebada vuelva crecer.
Allí, donde el golpe ardió más,
las casas lamentaron su suerte
y al cielo elevaron las plegarias negras
que el viento fácil disipó.

Quizá los árboles olviden
y su fruto alimente a las hordas.
En el suelo los troncos partidos,
gastados, con sogas, con hierro,
se quejan del golpe de espadas,
el choque de tronos,
la canción del difunto,
el festín de los lobos;
la manzana dejó de ser fruto prohibido,
prohibido al lacayo ceñir la corona.

Quizá los ríos dejen sus llanto
y la tierra del cisne se llene de oro
en vez de sangre y mentiras.
El Rin brilla para no ver los cuerpos en tierra.
En balde la muerte de Regin,
de Fáfnir, de Sígurd:
el fuego del mar queda perdido para siempre.

Quizá el mar de animales sea fecundado
cuando llegue el crecimiento de hombres:
la nieve apenas puede cubrir el estrago causado.
El fuego se apaga para no ver
la cosecha de cuervos.

Quizá la nave porta música y libros del norte
donde tiene su casa el escaldo
que borra de la memoria
todo juicio emitido por verdaderos paganos:
bárbaro aquél que vive de otros,
no quien procura la vida de su familia.

Quizá la hermana del luna...
sí, quizá algún día alumbre
al pueblo forjado en sapiencia
y relegue a los hijos del yunque.
Quizá el guerrero esgrime retórica,
esa retórica ampliamente negada
por hombres pontífices
portadores de la Verdad.

Quizá, lo quiera así Odín,
nos regocijemos en el lecho de Freya,
bebiendo hidromiel servido
por hermosísimas valkirias
y hagamos pactos de sangre
con los que ya son nuestros hermanos.

2 comentarios:

Alfredo Godínez dijo...

Mamaste!!!!!
Suena chido!!!!! Pero ya deja de meterte de esa cosa y mejor hazle uno a M... jajaja

Israel dijo...

Jajaja, por qué no dices N o ya de a perdis R, por qué M, eh?, a ver por qué.