1 de octubre de 2006

DURANTE EL VERANO

Perdió los estribos en el campo,
sus ojos lloraron cristales rojos.
El padre tomó el acero
y cavó la tumba del hijo
porque aún no era adulto.
Regresó a casa y lloró, solo,
donde ningún espada viera su dolor.
Abrazó a la esposa y oró a Odín
para que no fuera al Níflheim su retoño.

Recordó obtener la bestia
y sus cosas en Bretaña Mayor,
juró venganza.
Aró la tierra fértil,
tomó las semillas de la casa
y las depositó en el hogar de gusanos.
Luego fue a cazar al bosque
y a las montañas del este.

Habló con sus parientes y amigos,
entonces el más cercano juró
vengar también al niño-casi-hombre:
se hicieron hermanos de sangre.
Transcurrió corto el verano de siembra,
así que reunieron a los soldados.
En veintes corceles viajaron
por la planicie de gaviotas,
pero perdieron en la reunión de lanzas.
Retornaron a casa sin botín.

Recogieron la cosecha y esperaron.
Cuando el hielo se fue
volvieron a sembrar y amar a sus mujeres,
volvieron al mar donde mora la serpiente,
volvieron a saquear las costas en venganza.
Esta vez volvieron victoriosos al hogar.

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