1 de mayo de 2006

MUJERES DE COLORES (II. Tierra)

PAZ


¡Soledad, tristeza, a ambas reprimo!

El día es joven, todavía se extiende sombra,
y los hijos del sol caminan.
Alumbras Disco Amarillo,
amarillo el muro es,
y revistes a los seres cansados
con finos brazos de calor.
Me permites al fin en duda caer.

No es imposible ver:
miro al frente, entre ramas, los ojos
se ocultan tras la cortina castaña,
sonríen, brillan, llenos de vida.
¿Será tiempo de describir?
Si no hay palabras menos forma,
sólo la imagen retenida, atrapada:

suave movimientos de dedos
que juegan unidos al cabello.
¡Naturaleza viva, cuánto amor me das!
Es tan grande la belleza que me muestras,
tan maravillosa como eres.
Pero no me considero Hijo del Fuego,
¿será su vestimenta una señal?:
azul del cielo, el mar, de la noche bella;
qué es el gris sino el intento del blanco por ser negro.

Pero un número incierto de sombras
intenta ocultarle, nada pueden
ante una mirada penetrante,
ante un doble cristal
que provoca no cegarme.

Continúan los lívidos dedos,
ahora son las cejas su objeto,
después los labios,
bellos labios que adorna y humecta…

Mas es hora de moverse
y seguir la figura que se aleja.

No hay comentarios.: