1 de mayo de 2006

MUJERES DE COLORES (II. Tierra)

GARZA


Juego con el alma solitaria,
la dejo voltear a todos lados
pero olvido defenderme del ataque:

el día del comienzo la vi,
no estaba sola, había otras:
tan lejana se encuentra aquélla
y a mi lado, un par de ases.

Cuando miro el nuevo paraíso
olvido el viejo consejo:
“deja de buscar y llegará a ti”.
No busco:
las blancas alas rozan mi hombro,
su delicado cuello se apoya en mí,
a mi oído el ave grazna,
suave, dulce, armonioso canto.

Volteo, se ha ido ella.
Me veo.
¡Hermosos ojos de esmeralda
se grabaron en mi mente!
Delicada ave, no logro comprender tu lenguaje,
¿podrías hablar conmigo lejos,
donde sólo nosotros podamos entendernos,
donde ni el Sol ni la Tierra nos espíen
ni puedan escucharnos?
Quiero aprender tu paso silencioso
cuando por el río andas cazando peces
y acariciar tu fino plumaje blanco
y no gris como el de los otros

¿Será ella o eres tú?
Quiero saber la verdad.

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